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Opinión

Generando endorfinas

Marcela Chacón

“…Las endorfinas son un tipo de hormona producida durante el ejercicio físico, la excitación, el enamoramiento, el orgasmo, el consumo de chocolate y de comida picante, que producen efectos similares a los de los opiáceos por su efecto analgésico y de sensación de bienestar. Cuando su nivel es alto, vivimos la vida con plenitud…”

 

Con lo anterior en mente, me matriculé en el gimnasio hace algunos días y me preparé para mi primer día de ejercicio físico luego de varios años durante los cuales la mayor parte de mis músculos hibernaban en absoluta quietud. Después de revisar las distintas opciones que aparecen en el calendario semanal de actividades del lugar, decidí que la clase de “baile total” era lo mío y me dispuse a buscar algún atuendo deportivo en casa que sirviera para esa práctica. Obviamente, dentro de mi ropa no encontré nada apropiado, así que comencé a revisar por toda la casa hasta que di con una pantaloneta vieja de mi hijo, unas tenis a las cuales tuve que quitar las telarañas y una camiseta que había visto tiempos mejores. Ya vestida, me dirigí al “gym” y me dispuse a generar endorfinas con una buena actitud.

 

Esperé unos minutos y comenzaron a llegar mis compañeras e instructora, todas ellas con la mitad de mi edad, la tercera parte de mi peso y con una vida entera de practicar “cardio” y aeróbicos. Entré en pánico y comencé a hacer un rápido repaso de lo que había consumido para el desayuno y sobre todo, a asegurarme de que me había tragado la pastilla de la presión, la cardioaspirina y mis vitaminas. Todo seguía estando en orden.

 

Empezó la música y, con ella, fuertes movimientos y sacudidas rítmicas y acompasadas de todas aquellas flacas sincronizadas al lado de las cuales me sentía como los hipopótamos de la película “Fantasía”, procurando tener en  mente si debía avanzar a la derecha, patear hacia la izquierda, dar vuelta al contar cinco o mover la cadera.  8… 7… 6… gotas de sudor rodando por mi cara… 5… 4… 3… ¿seguirá la pierna izquierda o la derecha? … 2… 1… ¡Vuelta!... Jesús, que no me dé un infarto… 

 

A mi manera, un poco descoordinada, prácticamente desarmada y completamente despeinada, terminé la clase una hora después. Había sobrevivido a mi primera visita al gimnasio  y no pude disimular una sonrisa de satisfacción del tamaño de la del gato de Alicia en el País de las Maravillas. Probablemente mañana me dolería cada uno de esos músculos desconocidos y recordaría todo el día mi nueva aventura. Pero lejos de desmotivarme, sabía que las endorfinas estarían haciendo su trabajo y que yo habría dado un paso importante y positivo para mi salud.  

 

Le invito a atreverse a hacerlo.

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Martes 10 Noviembre, 2015

HORA: 12:00 AM

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