Un día para celebrar a la Mujer y su legado
La celebración del Día Internacional de la Mujer cobra relevancia cuando hacemos un recuento de la historia de nuestra América en que la mujer pasó de ser sacerdotisa, gobernante y responsable de la sucesión del reino, a un ser carente de derechos en la que su papel se reducía a ser ama de casa y reproductora.
Por siglos, lo femenino ha sido relacionado con lo negativo, lo obscuro, lo débil, lo peyorativo… tener un oficio de mujer implicaba cobardía. Con la conquista se reforzaron esos conceptos, condenando a la mujer a un papel secundario del que pocas lograron salir. Se impuso la visión europea y los misioneros propagaron el concepto que la mujer debía ser “devota, casta y trabajadora”, sin que se pidiera al hombre una conducta reciproca. En la América colonial el matrimonio representó para la mujer la posibilidad alcanzar movilidad social, aunque esto implicara el sometimiento a la autoridad del hombre pues ella no era considerada legalmente apta para administrar sus bienes o tomar decisiones sobre su vida.
La historia guarda la memoria de esos tiempos, pero parece ignorar el rol fundamental que desempeñaron la mujeres en la colonia, su papel como trasmisoras de la cultura y las tradiciones desde el seno de la familia y con su sola presencia en la sociedad, son ellas, españolas y nativas, las verdaderas responsables del mestizaje étnico sobre el cual se cimentó una nueva cultura.
Plasmada en estelas, esculturas, murales, piezas de cerámicas y murales, encontramos información sobre las actividades cotidianas que desarrollaban las mujeres elaborando prendas, bordando, cuidando a los niños, cocinando y realizando tareas como pintoras-escritoras, lo que permite visualizar la forma como se entremezclaron las costumbres del viejo y el nuevo continente, como las tareas del hogar, las tradiciones, las recetas y hasta las regiones se fusionaron.
El papel de la mujer ha sido determinante en la construcción de nuestros pueblos, fueron ellas las que sintetizaron las viejas tradiciones de raigambre diversa enfrentadas violentamente como el resultado del choque de dos mundos, el europeo y el nativo. Es en la intimidad, del hogar en el que la mujer indígena preservó los valores ancestrales contrarrestando en lo posible la pérdida de identidad. La mujer española, por su parte, procuró reproducir para sus familias la cotidianeidad de antes de cruzar el océano, manteniendo el sentido de pertenencia de un mundo geográficamente alejado.
En las cocinas criollas aparecieron los condimentos indígenas y la convivencia domestica entre amas y sirvientas indígenas, negras y esclavas, propició una influencia reciproca de añejas tradiciones y el nacimiento de nuevas formas culinarias y la trasmisión de saberes.
Privilegiar las funciones domésticas de la mujer y recluirlas en mundo privado de la familia, no fue casualidad, las mantenía lejos de las esferas de poder además de declararlas incapaces de efectuar tramites o tomar decisiones. El sojuzgamiento, sin embargo, encontró la resistencia de mujeres sagaces que defendían con entereza ante los tribunales sus derechos. Ellas fueron pioneras en la búsqueda de la igualdad, sus nombres se pueden haber perdido en la historia, pero sus acciones fueron iluminando el camino, un camino que no ha sido fácil, pues desde siempre hay quienes han querido cerrar los puentes de acceso a la cultura, el arte, la ciencia, la literatura, la política, el conocimiento y la igualdad.
Aún hoy en día, en pleno siglo XXI, la inequidad, la violencia y el menosprecio a la condición de la mujer sigue presente en algunos sectores de la sociedad, que aceptan como normal el acoso, los femicidios, los salarios inferiores en igualdad de condiciones, la doble jornada de trabajo y otras muchas conductas que denotan lo mucho que nos falta por alcanzar.
Hoy al igual que ayer, aun sin saberlo, somos las mujeres en el seno del hogar, quienes seguimos resguardando tradiciones, formamos a los hijos, trasmitimos costumbres y en gran medida inculcamos los valores que dan sustento a nuestra nacionalidad.
En el Día Internacional de la Mujer, debemos celebrar el camino recorrido, poner en su justa dimensión el legado de miles de mujeres que nos abrieron puertas y cruzaron puentes, repensar lo mucho que queda por hacer y ser conscientes que al igual que en el pasado, fueron las mujeres las que en el seno de la familia forjaron nuestra identidad. Hoy nos corresponde sentar las bases del futuro trasmitiendo a nuestros hijos y nietos los valores que nos han sido heredados y dándoles la formación que les permita erradicar para siempre los vicios y la inequidad que aún persisten en nuestra sociedad.
