¿Libres o siervos menguados?
Freddy Mauricio Montero M.*
La libertad es el derecho a aprender, a expandir nuestras propias capacidades, a explorar el mundo y desarrollar criterio propio, generar consciencia de nosotros mismos y de nuestro entorno; libertad para experimentar el mundo y crecer con él. La libertad para ser, para crecer, para explorar, para indagar y forjar así nuestras vidas con criticidad e independencia.
El Fondo Nacional de Telecomunicaciones (Fonatel) creado en el año 2008 busca precisamente fomentar la libertad de la ciudadanía, poniendo énfasis en las comunidades más excluidas del país, con el fin de garantizar el acceso al internet y a las tecnologías de información para las personas y familias excluidas del mundo digital, buscando así la eliminación de las brechas sociales al acceso de la información.
La misión de Fonatel no es simplemente garantizar el acceso a las tecnologías de información a las poblaciones excluidas; es mucho más que eso, se trata de democratizar el ámbito de las comunicaciones sociales, brindarle voz a los silentes, y expandir la pantalla del conocimiento mediante el reconocimiento de todas las variedades de vidas y experiencias que existen alrededor del mundo, mediante el acceso a las redes digitales de información global. Un pueblo educado es aquel que tiene la posibilidad de expresarse, de conocer y de generar criterio y consciencia propia, libre del carácter imperativo.
La noble misión prevista para Fonatel ha sido desgraciadamente menospreciada por el gobierno de la República. En la actualidad, el fondo posee más de seiscientos millones de dólares acumulados, de los cuales la Sutel solo ha utilizado el 20%, debido a la inoperancia en su gestión administrativa y financiera. Poco o nada ha aportado el Micit a lo largo de estos años en su labor de fiscalizar el buen uso del Fondo.
Ahora resulta que, en virtud de la ineficiencia en el manejo del Fondo, se cuenta con una gran cantidad de recursos económicos ociosos, a los cuales el gobierno de la República ya busca cómo echarles mano, desvirtuando así la misión legal misma de la existencia del Fondo. Desde Casa Presidencial, se les ocurrió tomar los recursos del Fondo para pagar salarios del sector público ante la crisis fiscal, con lo cual se podría atender momentáneamente la planilla, a costillas de condenar a los sectores sociales en desventaja social al oscurantismo informático.
Como si esa ocurrencia no fuese suficiente, la fracción del PAC en la Asamblea Legislativa busca ahora utilizar los recursos del Fondo para pagar las pensiones alimentarias de los padres de familia que se quedaron sin trabajo, retorciendo e irrespetando lo previsto en la Ley General de Telecomunicaciones. ¡Habrase visto semejante irresponsabilidad! La responsabilidad del pago de las pensiones alimentarias es de los progenitores, no del Estado, ni menos si los recursos vienen desviados del noble fin que posee Fonatel. Sacrificar la expansión del conocimiento del pueblo por el pago de pensiones alimenticias. Sobrada razón tuvo el ministro del Micit Adrián Salazar de renunciar a su puesto, al igual que su viceministro, quienes no cayeron en el irresponsable juego político tramado por el partido en el gobierno.
Pobre del pueblo que venda su porvenir por unas monedas, pobre del país que permita trocar su libertad por la servidumbre menguada.
*Antropólogo social, politólogo, administrador educativo
