Día de la Madre no es solo regalos
Luis Fernando Allen Forbe
El 15 de agosto de cada año, celebramos el Día de la Madre. Es un día de mucha alegría, de flores, de regalos, de caricias y de besos. Todos recordamos a nuestras madres y celebramos que la vida nos ha colmado con el mejor regalo.
Sin embargo, el día de las madres se ha convertido en un día de consumo. Cada año, nos someten a un bombardeo de propaganda, es el día perfecto para vender todo tipo de productos. Basta, el regalo para las féminas debe ser la eliminación de la brecha entre hombres y mujeres y para lograrlo es necesario que la sociedad, hombres y mujeres, les acompañemos en esa lucha.
Está claro, que el día de las madres, en nada se parece a ese “Día de la Madre”, porque las mujeres se enfrentan a una doble presión, ser madres, como dicta el mantra patriarcal, o triunfar y/o sobrevivir como se pueda en el mercado de trabajo: un ejercicio casi imposible de malabarismos cotidianos.
A lo largo de la historia, la maternidad ha sido utilizada como instrumento de control y supeditación de las mujeres. Debemos reivindicar la maternidad como una tarea imprescindible y común, y romper el silencio acerca del embarazo, el parto, la pérdida gestacional, la lactancia y el cuidado.
Las mujeres actualmente están más preparadas que nunca. Llegan a la maternidad muchas de ellas, después de haber conseguido una cierta estabilidad económica, profesional y laboral.
Una vez que las mujeres llegan a la maternidad, se encuentran un camino lleno de obstáculos para criar y seguir con su vida profesional. Se encuentran con que tienen que librar batallas en sus trabajos para poder conciliar, para poder extraerse la leche de su hijo/a al que desean seguir amamantando más allá de las 16 semanas de permiso post parto.
Los gobiernos y las empresas deben prestar especial atención a la experiencia única que viven las mujeres y la discriminación estructural y los obstáculos que ellas enfrentan.
Deben cumplir con las obligaciones de derechos humanos y responsabilidades que ordenan los Principios Rectores de la ONU sobre derechos humanos.
Debemos valorar a todas las mujeres, madres y abuelas, por todos los sacrificios y luchas que han sobrevivido, para lograr el cumplimiento de derechos aún no reconocidos y que ahora intentan recuperar, esas valientes mujeres.
Cada derecho logrado ha sido a costa de sus luchas y, por eso, hoy no deben seguir siendo tratadas como mujeres sometidas, cuya única misión en la vida es servir y cuidar a unos hijos(-as) o a un marido.
Qué mejor regalo que acabar con la precariedad laboral para salir de la pobreza, y si se elige la maternidad que no se les castigue, obligando a las mujeres a renunciar a sus trabajos, por un tema meramente biológico.
Finalmente, qué mejor regalo que los miles de mujeres mayores de 62 años que carecen de pensión, y aquellas que tienen una pensión del régimen no contributivo, tengan todas una pensión digna, que les permita vivir sin presión los 365 días del año.
*Director Ejecutivo Asociación Salvemos El Río Pacuare
