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Opinión

Suicidio: la epidemia de la que pocos quieren hablar

Editorial

Tirarse de un puente, colgarse de una viga, tomarse unas pastillas y hasta usar armas destacan entre las diferentes formas que usan las personas para quitarse la vida, debido a distintos problemas y circunstancias.
Este es un tema que aqueja a muchos individuos a nivel mundial, de hecho, más de 800 mil personas optan por quitarse la vida cada año, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Y Costa Rica no está exenta lastimosamente de este gran problema que a diario deja familias llorando un ser querido. Según las cifras dadas a conocer en la actividad organizada por la Asociación Pro Salud Mental y Hospisonrisas, en Tiquicia por lo menos una persona a diario se quita la vida.
Esta lamentable cifra, con el paso de los años, ha ido en aumento desde que en el territorio nacional se sobrepasó el límite de los 300 suicidios anuales y no ha habido manera de bajarla, más bien ya llegamos a casi tener un suicidio diario, sin contar los intentos de cometer la autoeliminación, que sobrepasan los 26 casos cada 24 horas.
Pareciera que en nuestro país nos acordamos de este gran problema solo cuando se da un hecho lamentable o se trata de alguien conocido, pero como país urge luchar todos los días por conseguir herramientas para que se reduzca esta causa de mortalidad evitable, en especial debido a la envergadura que adquiere.
Porque todo mundo habla de la Covid-19 y la cantidad de muertos que ha provocado, pero también se debe tomar medidas para paliar y prevenir el suicidio, que se ha convertido en un problema social muy grave y hasta se ha visto incrementado con la misma pandemia del coronavirus.
Gran cantidad de muertos por autoeliminación se debieron a que el encierro desestabilizó a muchos. El haberse quedado sin trabajo, estar a media jornada, no poder hacerles frente a sus compromisos económicos y en muchos casos haber tenido que tomar la decisión de cerrar negocios crearon una atmósfera existencial en la que muchos entraron en depresión, lo cual no se atendió a tiempo y hoy hace que muchas familias lloren a uno o varios de sus miembros, que partieron cuando aún podrían haber vivido mucho más.
Cuando vemos estas cifras, el corazón se nos estruja y nuestra mente entra en un mar de dudas, por qué, qué pasó, quiénes eran estas personas, cómo estarán sus familias y un sinfín de cuestionamientos que jamás tendrán una respuesta certera.
Luego de ver ciertos casos nos preguntamos dónde están los parientes y los amigos de las víctimas para impedir que tomen una decisión así. Quien decide suicidarse le quita la paz a los que conformaron su entorno, queda un sinsabor de que quizá pudo haberse hecho algo.
El suicidio tiene muchas causas, aseguran los expertos: emocionales, psiquiátricas, económicas, relaciones interpersonales, consumo de licor y drogas, estrés, etc.
Todos debemos tener claro que la depresión no siempre se manifiesta con tristeza ni se detecta cuando alguien amenaza con matarse, de hecho, muchos de los que se quitan la vida siempre andaban una sonrisa de oreja a oreja.
Hay otras señales que todos debemos entender, no solo para estar alertas por nosotros sino por cada una de las personas que tenemos a nuestro alrededor: dejar de bañarse, no ir a trabajar para dormir, no comer nada o ingerir alimentos en exceso, entre otros, pueden ser señales a las que vale la pena ponerles atención.
Si conoce a una persona en esas circunstancias, ofrézcale su tiempo, pero en especial un oído y si es necesario un hombro para que pueda llorar y desahogarse. Además, ayúdele a buscar ayuda profesional. Quizá esto haga la diferencia entre la vida y la muerte. Asimismo, si ese es su caso, acérquese a un centro de salud para que puedan ayudarle. No se espere ni se aguante.
La depresión y los suicidios no ven clase social, ni nacionalidad, pues a la lista de personas que han muerto de este modo se suman actores, actrices, chefs famosos, cantantes, mujeres y hombres poderosos, de alto nivel adquisitivo.
Ante este escenario muchos pensaríamos que gente así no tendría motivos para quitarse la vida, sin embargo, hay muchas otras causas que pueden inducir a tomar una decisión tan definitiva.
Hay que pensar muy bien en una frase que vemos constantemente en las redes sociales: “Muchas veces se está más solo cuando estamos acompañados de muchas personas”.
Nuestras políticas de salud mental no son las ideales y así lo hizo ver precisamente la Contraloría General de la República en un informe emitido hace unas semanas.
Tenemos que ocuparnos en dar una respuesta a este problema que genera cientos de decesos cada año para crear iniciativas que de verdad ayuden a los habitantes de Costa Rica, declarada como un país de los más felices del mundo, pero donde a diario muchos hombres y mujeres deciden autoeliminarse.
Cada muerte por suicidio es un grito de auxilio ahogado, una alarma de emergencia que las autoridades de Salud no parecieran atender y no es de recibo quedarse de brazos cruzados, toca poner el engranaje a funcionar para todas las afecciones, no solo las mediáticas y que, por qué no decirlo, hasta dan votos.
Hay detonantes que no pueden obviarse y todos estamos llamados a reaccionar.
Cada tico cuenta, fallecer de esta forma se ha convertido en un tema de interés público, no en vano la OMS hace llamados para que los gobiernos tomen medidas urgentes.
No olvidemos que “los suicidios son prevenibles. Para que las respuestas nacionales sean eficaces, se necesita una estrategia integral multisectorial de prevención”.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Lunes 04 Octubre, 2021

HORA: 12:00 AM

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