Criminalidad alimenta los pueblos deprimidos

Editorial

“no se busca justificar a otros ‘empresarios’, los cuales saben muy bien en qué se están metiendo e incluso reciben con los brazos abiertos el dinero sucio”

Como afloraron por doquier gran cantidad de negocios poco rentables, extrañas inversiones o expansiones en compras de bienes de todo tipo, las autoridades tuvieron que ponerse a trabajar en su consigna de ponerle freno a uno de los delitos más silenciosos, pero que genera inimaginables ganancias.

Popularmente se conoce como lavado de dinero, aunque legalmente en el país se investiga bajo el nombre de legitimación de capitales, y en las últimas semanas dio mucho de qué hablar por las operaciones que se descubrieron y dejaron entrever conexiones entre narcotraficantes, políticos, inversionistas y hasta finqueros.

Por supuesto que no se puede obviar un trabajo policial en el que se intervenga propiedades llenas de lujos, dentro de las cuales hay animales exóticos, con mucha más razón si en esos lugares se reúnen políticos o líderes comunales.

Muchos grupos ligados a este delito cayeron durante los últimos seis meses en el país, lo que solo confirma que el narcotráfico está tan bien instalado en el país que le corresponde hallar la forma de blanquear el dinero que gana con sus ilícitos negocios.

Para lograrlo tocan puertas en diversos sectores productivos de zonas que adolecen la nula reactivación económica y en ocasiones los delincuentes disfrazan el delito como una tabla de salvación para negocios que están al borde del abismo, por lo que sus dueños no lo piensan dos veces para recibir dinero de estos grupos.

Con esto no se busca justificar a otros “empresarios”, los cuales saben muy bien en qué se están metiendo e incluso reciben con los brazos abiertos el dinero sucio, entre ellos hasta hay figuras reconocidas en sus comunidades por andar pegando banderas políticas o por presumir ostentosas vidas que desde cualquier óptica dejan dudas.

El desarrollo de comunidades deprimidas económicamente se torna urgente, sin embargo, al parecer el Estado tiene a muchas localidades en tal grado de abandono que el crimen organizado las ha tomado como su propia república.

Las vías para tomarlas como suyas son fáciles y además muy conocidas, pues históricamente se sabe que estas organizaciones mantienen feliz a la gente de un pueblo para poder hacer sus fechorías sin problemas, asegurándose de que nadie hablará con la policía al ver lo que ellos hacen, y los que no están de acuerdo simplemente buscan nuevo rumbo para evitarse problemas.

El impacto del virus que ataca al mundo marcó sus secuelas en esas zonas y eso lo aprovecharon los grupos delictivos para inyectar sus capitales, que con poco control siguen fluyendo copiosamente a vista y paciencia de algunas autoridades que se hacen como que no es con ellos, ya sea por algún interés o porque desgraciadamente ponen la mano para hacer inteligencia interna dentro de la policía, para boicotear el trabajo de sus compañeros, como sucedió en Corredores, Zona Sur.

El Poder Judicial debería enfocar más recursos para indagar estos temas que no son nuevos, pero conforme pasa el tiempo se instalan con más fuerza en el país y corrompen funcionarios públicos a placer.

Asimismo, el Poder Ejecutivo y los gobiernos locales deben poner de su parte para llevar más oportunidades a estas zonas que tienen abandonadas, donde el crimen organizado reina y hasta mantiene “el orden público” a su antojo ante el nulo control de los que gobiernan y la evidente poca tutela que ejercen en dichos sitios.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Lunes 26 Abril, 2021

HORA: 12:00 AM