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Opinión

De Federico Tinoco a Carlos Alvarado

Prof. Julio Vindas Rodríguez*

Flaca memoria tienen los ticos, que por lo general ignoran sus orígenes y su procedencia, e incluso a aquellos que dieron sus vidas por la paz y la libertad de que hoy gozamos; ¡y es que un pueblo que no sabe de dónde viene; ¡mucho menos sabrá para dónde va!

La dictadura de los Tinoco (1917-1919) ha sido la más cruel, aberrante e infame dictadura que ha tenido que sufrir nuestro país; y que solo se pudo emplazar y detener con el asesinato de uno de los dos más oscuros tiranos: el General José Joaquín Tinoco Granados (hermano), el10 de agosto de 1918; eso fue suficiente para que su otro hermano, Federico Tinoco, saliera huyendo a Europa llevándose consigo, y producto del descarado saqueo a las arcas públicas, el equivalente a ¡$2,5 millones! (de ese entonces)… un tañer de campanas surca como ave libre los flecos de la brisa, son las campanas de la iglesia de La Soledad, pero esta vez no cantan, no suenan igual que siempre, no es aquel optimismo de franca convocatoria para relajar el alma y el espíritu y hacer reflexionar la mente, ¡no!, esta vez suenan a llamada de auxilio, a lamento lánguido y perdido, a desesperanza, impotencia y profunda tristeza, las campanas de La Soledad se encuentran cercadas por un entorno extraño, asediadas por gente que ya no reconocen, han sido vilmente emboscadas por la superficialidad y el consumismo; las campanas de La Soledad han sido tomadas por el barrio chino.

La iglesia de La Soledad ha sido testigo mudo de vehementes luchas políticas y sociales, cuando los costarricenses no eran los ciervos menguados en que hoy nos hemos convertido, era el tiempo cuando aquellos ticos de antaño tenían casta, ¡y tenían vergüenza!, y a pedradas, a patadas y hasta a balazos defendieron el honor y la inmensa responsabilidad de decirse Patriotas, era aquella época dorada cuando los propios estudiantes del Liceo de Costa Rica, y las alumnas el Colegio de Señoritas marchaban desafiantes por aquel nostálgico “Paseo de los Estudiantes”, levantando el puño del coraje, la dignidad y el verdadero Patriotismo; no como la mayoría de estudiantes de hoy en día, esclavizados al celular, atontados de frivolidades, enceguecidos por el consumismo, manipulados por una “tecnología” que los controla arrebatándoles la capacidad de pensar, de analizar, induciéndoles a la burda imitación, impidiéndoles siquiera discernir la apabullante profundidad de esta cloaca de corrupción y descaro en que se ha convertido nuestro amado país.  Sigo esperando en mis sueños más valientes y visionarios, ese batallón de estudiantes de antaño, derrumbando los muros de la ignominia y exigiendo la erradicación de cualquier tipo de dictadura; porque existen dictaduras basadas en la represión (como la de los Tinoco), y otras dictaduras más solapadas y “en democracia”, como la que padecemos actualmente en Costa Rica.

Dolorosamente aún queda una gran parte de este pueblo que continúa obnubilado, tomándose “selfis” en el barrio chino, rendido ante las modernas “cuentas de vidrio”, alucinado con el neón de las baratijas de la superficialidad y las bagatelas impuestas por una masificación de globalizada ignorancia, y que sigue siendo ajeno a su insigne pasado, con la conciencia de su procedencia extraviada en los rastrojos de una desdibujada identidad y una galopante aculturación.

Las campanas de La Soledad ya no tañen; ¡sollozan!; ¡doblan! lúgubremente por un pueblo sin norte, inconsciente de  que ha contribuido a sepultar para siempre, no solo aquel venerable y significativo “Paseo de los Estudiantes”, sino también –y más importante aún-, condenando a la amnesia un periodo fundamental de nuestra historia patria, que nos heredaron nuestros valientes abuelos, -héroes de aquellas luchas-; ignorando que un país que desconoce su pasado, y se empeña en renegar de su propia y gloriosa historia está; inexorablemente; ¡condenado a repetirla!

 

*Poeta y músico

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Martes 31 Marzo, 2020

HORA: 12:00 AM

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