Valientes defensoras de la vida y la libertad
Miguel Ángel Rodríguez
Reiteradamente las mujeres dan la cara en primera línea para defender la vida, la libertad y los derechos humanos de sus familiares.
Algunos casos sobresalen por su espectacular valentía al enfrentar regímenes que no tienen respeto alguno a la vida, a la dignidad y a los derechos humanos. Me vienen a la memoria Las Madres de la Plaza de Mayo al encarar a los todopoderosos militares argentinos en busca de sus parientes desaparecidos. Esos detentadores del poder se sentían por encima de cualquier límite a su execrable conducta, por combatir a grupos guerrilleros. Igualmente recuerdo a las Damas de Blanco que luchan en Cuba por la libertad de sus familiares, encarcelados por tener opiniones diferentes a las de la dictadura comunista. Luchan con el gobierno de los hermanos Castro, que en procura de sus ideas pretende que cualquier acción se justifica.
En estos últimos meses he sido testigo de la heroica actitud de muchas extraordinarias mujeres en Venezuela.
Al cumplirse dos años de prisión del alcalde de Chacao Leopoldo López el pasado jueves, su esposa Lilian Tintori me invitó a participar en varias actividades para hacer patente el repudio del mundo a la prisión de su marido. Tuve el gusto de estar en Venezuela para las elecciones del pasado 6 de diciembre en la honrosa compañía de la valiente expresidenta Laura Chinchilla, y de otros amigos expresidentes de América Latina, para ser testigo de ese difícil proceso electoral. No pude en esta ocasión acompañar a doña Lilian, a la madre de su esposo doña Antonieta Mendoza, ni a todas las admirables mujeres que en la tierra de Bolívar luchan por la libertad de los presos políticos.
Me alegra que ese día 18 el expresidente Óscar Arias se haya dirigido a la Asamblea Nacional de Venezuela para pedir la liberación de los presos políticos y para dar su apoyo, que es el de la gran mayoría de los costarricenses, a la Ley de Amnistía que tramita esa Cámara, fruto de la voluntad popular que enfrentó con valor al gobierno.
Allí debió haber estado como diputada María Corina Machado, quien en marzo del 2014 fue separada de su cargo por el presidente del cuerpo legislativo Diosdado Cabello. Doña María Corina -impedida por esas acciones violadoras de las libertades- no pudo ser candidata en la última elección, pero nadie recorrió más el país, ni impulsó en mayor medida el triunfo de la oposición que esta valiente luchadora por la democracia y la libertad.
Dando la lucha por la libertad de su esposo Antonio Ledezma, alcalde Metropolitano de Caracas -contra quien el gobierno acaba de solicitar 16 años de cárcel y que desde hace más de un año está sometido a arresto domiciliario-, estuvo presente en esas actividades su esposa Mitzy Capriles, otra de las valiosas mujeres apósteles de la libertad.
También guardan prisión los alcaldes de San Cristóbal y de San Diego, Daniel Ceballos y Enzo Scarano, quienes fueros depuestos por el gobierno de sus posiciones ganadas en torneos electorales. Sus esposas Patricia Gutiérrez y Rosa Brandonisio no solo han luchado por la libertad de sus maridos y los presos políticos, sino que ganaron el nombramiento por elección para ser alcaldesas en reemplazo de ellos.
La Ley de Amnistía es el mejor homenaje que Venezuela puede rendir a estas heroicas mujeres.
