La otra acera
Al servicio de Su Majestad
Aunque muchos no lo sepan, desde el año 2011 Costa Rica ha tenido el privilegio de contar con una representante de la Corona Británica que supera en sus labores al famoso James Bond de Ian Fleming… una Embajadora de lujo, que dentro de pocos días se despedirá para continuar con sus labores diplomáticas y humanitarias en Haití, en su continuo afán de servir a los que menos oportunidades tienen y de brindar una mejor calidad de vida a los más necesitados.
Su paso por nuestro país no será olvidado por los importantes proyectos que desarrolló, particularmente para la defensa de los derechos de los niños y de las poblaciones vulnerables. Con su sonrisa sincera y palabras siempre oportunas, la Excma. Sharon Campbell se ha puesto las botas y se ha enrollado las mangas durante los últimos cuatro años para trabajar hombro a hombro con gran cantidad de instituciones y grupos de personas y lograr sus metas de fortalecer los lazos entre ambos países mediante el desarrollo de iniciativas de interés común.
Entre otras: trabajó con la Fundación Rahab en proyectos de sensibilización para combatir los delitos de tráfico y trata de personas; apoyó a la Alianza por tus Derechos en la modificación de la legislación sobre pornografía infantil, aumentando las penas para quienes cometen este tipo de delito abominable; ejecutó un importante programa con Defensa de Niños y Niñas Internacional para la prevención de la violencia sexual en la costa atlántica de Costa Rica y Nicaragua; colaboró en la creación de oportunidades de reintegración e inclusión social para jóvenes y adolescentes con problemas con la ley; sirvió como parte de un equipo de empoderamiento para mujeres artistas de la zona de Punta Islita y comunidades aledañas para lograr el auto-sostenimiento de estas personas; financió el programa Ara Project para proteger lapas rojas y reubicarlas, y procuró el financiamiento necesario para impulsar el deporte de los niños en zonas urbano marginales.
Tuve la oportunidad de ser testigo de algunos de sus trabajos y de compartir con ella desde presentaciones de alto nivel político, hasta cantando villancicos con los niños de algunos de los equipos de futbol que con tanto cariño apoyó.
Embajadora, deja usted huella profunda. La semilla que sembró cayó en terreno fértil, y sus esfuerzos se ven hoy día multiplicados en las personas que usted ayudó. Le deseamos éxitos en su nuevo destino, y le recordamos que en esta tierra tendrá siempre un segundo hogar.
Hasta muy pronto.
