La detención de una funcionaria de Adaptación Social de apellidos Sorio Guzmán, destacada en la cárcel La Reforma cuando intentaba introducir un teléfono celular, un cargador y dos tacos de marihuana, puso en evidencia como opera dentro del centro penal una organización delictiva.
El ilegal hallazgo lo confirmó una máquina de escaneo corporal instalado en el puesto 1 de dicho centro carcelario. La mujer laboraba como secretaria del pabellón D de Arcos Modulares. Tras su captura aparecen además algunos oficiales penitenciarios que al parecer se dedican a introducir droga, celulares y accesorios al presidio.
Entre los funcionarios que fueron mencionados está un supervisor de seguridad de apellido Segura, quien estaba destacado en el sector de Arcos Modulares y fue removido al centro conocido como Capemcol en La Uruca, donde permanecen reos con problemas mentales.
A este sujeto, quien fuera jefe a.i. de La Reforma entre los años 2015 y 2019, le decomisaran 25 chip de celulares en la pretina del pantalón, asegurando a sus propios compañeros que eran producto de los decomisos que realizan a los reos.
Otro de los uniformados que presuntamente es mencionado en una investigación como integrante de una supuesta red de corrupción, es un hombre apellidado Centeno, quien es supervisor y al cual le decomisaron un cable USB.
DIARIO EXTRA consultó a las autoridades del Ministerio de Justicia sobre la investigación que lleva a cabo y por medio de la oficina de prensa confirmaron la información.
“En relación con su consulta, la semana pasada se instruyó a la Asesoría Legal la investigación del caso de una funcionaria administrativa de apellido Sorio. No obstante, se solicitó a la Dirección General de Adaptación Social la instrucción de apertura de procedimiento por contar con todos los elementos necesarios para proceder conforme. Paralelamente, desde el mismo día de los hechos el caso fue presentado ante las instancias judiciales correspondientes”, reza el informe.
EN PUNTOS CLAVES
Con el avance de las pesquisas que se llevan a cabo, destacan un jefe de la escuadra A, apellidado Chávez, quien al parecer sería figura clave dentro de lo que podría ser una banda organizada en el trasiego de celulares, sus accesorios y diferentes tipos de droga.
Según lo investigado preliminarmente, un oficial de apellido Prado se encargaba de los policías que colocaba en puntos de ingreso de la ilegal mercadería, lo que facilitaba que llegara la encomienda hasta las manos del recluso. Inclusive conocía de lo que iba a ingresar al centro penal.
Una oficial de apellido Solano fue removida al centro Cepemcol, así como un uniformado apellidado Chavarría que trabajaba en Mediana Abierta de La Reforma, como sospechosos de conformar la agrupación delictiva.
EN SITIO LUCRATIVO
En dicho sector permanecen en su mayoría reclusos estafadores y personas pudientes económicamente, quienes por la restricción de visitas debido al coronavirus ha escaseado el trasiego de drogas y teléfonos, lo cual los lleva a buscar la forma de tener la galeta (paquetes con mercadería ilícita), por lo que “contratan” a los más arriesgados y ambiciosos.
A Sorio Guzmán la trasladaron a la Fiscalía donde la indagaron y ahora espera alguna medida cautelar o prisión preventiva, mientras que a lo interno de la institución le confeccionaron un reporte para que no pueda ingresar a ningún centro penal mientras las averiguaciones continúan.
Trascendió que por un celular los privados de libertad pagan hasta ¢1 millón y alrededor del 50% de lo decomisado va para el ámbito D.
NO ES NUEVO
Recientemente las autoridades carcelarias decomisaron en el ámbito de los pudientes conocido como D4 una decena de tajadas de pan cuadrado que estaban perfectamente cortadas a la mitad y las rellenaron con marihuana.
Además, confiscaron cinco teléfonos celulares, dos manos libres, cuatro cables para cargar y dos conectadores del cargador, que estaban en unas gradas cercanas a la plaza de fútbol del centro. También un tarro de pintura con doble fondo donde habían colocado droga.
Adaptación Social reconoce que, pese a los aparatos tecnológicos y perros adiestrados en detección de estupefacientes, siempre ingresaban los aparatos y la droga, por lo que empiezan a ver el motivo por el cual llegaban a manos de los privados de libertad.
