Ninguna introspección es dañina

Editorial

Proponer una introspección no debería resultar ofensivo, ni en la vida ni en la arena política, más bien se trata de una acción sana y necesaria.

El tiempo es el mejor testigo de que cualquier agrupación política puede desaparecer y de que otras son capaces de resurgir como el ave fénix.

Levantar una estructura política no resulta sencillo, ni desde el punto de vista del financiamiento, ni para atraer figuras intachables y abocadas a servir al país.

Resulta aún más difícil que las organizaciones puedan sostenerse en el tiempo, de modo que la mínima muestra de pérdida de confianza en el electorado debería ser preocupante.

Aunque hubo comentarios que criticaron nuestra postura cuando insistimos que en la política se necesitan nuevas figuras, la verdad es que no podemos vernos como ganadores cuando en cada contienda venimos perdiendo votos.

En buena hora cuando uno o varios militantes de un partido dan un paso al frente para reconocer que han cometido errores en el pasado, que a largo plazo pueden salir caros a toda una agrupación.

Cuando se trata de política, no se puede jugar con el electorado. Ya este no es aquel país que votaba por colores o por tradición familiar. El perfil ha cambiado y la población se ha vuelto más analítica.

Ahora la gente se puede inclinar por una persona más que por un partido al momento de votar, y eso lo hemos visto durante los últimos procesos electorales.

Al final, hay agrupaciones que corren el riesgo de desaparecer con los años, tras lo cual predominará el recuerdo del candidato que los llevó al triunfo. Por eso no se puede menospreciar a ningún contrincante.

Decir que no faltan nuevas figuras sería mentir y hablar de refrescar las estructuras no es ningún pecado. Ahora se hace todo un polvorín por las alcaldías obtenidas durante las municipales, pero lo cierto es que este tema viene de años atrás.

Nadie esconde que las agrupaciones tradicionales obtuvieron un buen resultado, el problema es que algunos se tapen los ojos y digan que todo está bien cuando los costarricenses piden una renovación a gritos.

Para una democracia es peligroso cuando la gente deja de creer, es el pueblo quien se ha manifestado en las urnas y todos somos testigos de la decisión del electorado. Enhorabuena, que inicie el debate.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Viernes 16 Febrero, 2024

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