Más sobre las obsesiones

Juan Luis Mendoza

Usted me pregunta sobre el origen de las obsesiones. Algo dijimos ya en un escrito anterior. Ahora le respondo así con el Padre Larrañaga: “Las obsesiones nacen casi siempre en un terrible círculo vicioso: la vida agitada, las responsabilidades fuertes y en un entorno vital estridente y subyugador. Todo esto conduce a una desintegración de la unidad interior con una gran pérdida de energías, por lo que el cerebro tiene que acelerar la producción de energía con la consiguiente fatiga cerebral”. En este estado de cosas sobrevienen la debilidad y fatiga de la mente en la que los pensamientos y emociones más desagradables se hacen dueños del interior y se instalan, sin motivo ni razón, avasallando por completo la libertad. “Y aquello a lo que temes y a lo que te resistes, concluye nuestro autor, se te fija y te domina en la medida en que lo temes y te resistes”.

A continuación, hace una descripción del fenómeno de la obsesión de lo más clara y completa: “Esto sucede porque los pensamientos obsesivos son más fuertes que tu mente que está muy débil. Y está débil tu mente porque tu cerebro está muy fatigado y, a su vez, tu cerebro está muy fatigado porque tiene que producir aceleradamente grandes cantidades de energía. Esto, a su vez, sucede porque necesita reponer muchas energías debido a la dispersión y nerviosismo que hay en ti. Y siendo la obsesión más fuerte que la mente, ésta acaba siendo derrotada por aquélla. Y la mente, al sentirse dominada por la obsesión es incapaz de expulsarla, queda presa de una angustiosa ansiedad que deriva en una fatiga y una debilidad mental cada vez mayores, y entonces la fuerza de la obsesión es mucho más considerable y te domina sin contrapeso”.

Al expresarse así no sé si el Padre Larrañaga habrá podido ser víctima del mal, pero por ahí me enteré de que tanto de este como de otros de índole psicológico que aparecen en el libro “El arte de ser feliz”, obtuvo el debido conocimiento en el trato con un doctor español de renombre mundial. E imagino si el lector habrá tenido oportunidad de conocer el fenómeno por sí mismo, en otros o por estudio, pero se trata, en mayor o menor grado, de algo bastante común que hay que afrontar y superar en lo posible.

¿Qué hacer? Nuestro autor responde: “Ciertos fármacos, como los sedantes pueden ayudar en situaciones de emergencia, pero son simples lenitivos, no atacan la raíz del mal. Otras soluciones, como la droga, alcohol, u otras formas de evasión son puros engaños para empañar los ojos a fin de no ver al enemigo…”. Y añade: “Los remedios son de varias clases y están al alcance de todos, pero no tienen efectos instantáneos como los fármacos. Al contrario, exigen un paciente entrenamiento, producen una mejoría lenta, a veces con altibajos, pero una mejoría real porque aceleran el fortalecimiento mental”.

En un próximo escrito, Dios mediante, me refiero a ellos.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Sábado 22 Enero, 2022

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Juan Luis Mendoza