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Opinión

¡Ha llegado la hora de Juanito Mora!

Julio Vindas Rodríguez*

En el siglo XVII el filósofo y político John Locke puso sobre el tapete el tema de cómo deberían reaccionar los ciudadanos cuando el gobierno de turno, que juró ante Dios, la patria y la Constitución de la República proteger al pueblo, por el contrario, se ensaña contra él e insiste en oprimirlo y denigrarlo sin una razón justificada y sin ningún escrúpulo.

Bueno, a la vista salta que quedan únicamente dos alternativas: o seguimos bajando la cabeza como dóciles borregos y ciervos menguados, o nos levantamos todos como un solo grito, un solo corazón, una sola esperanza, y ya no a suplicar, sino a exigir el respeto de nuestros derechos y la reinstalación de aquella sociedad equitativa, inclusiva y democrática que siempre fuimos, y que en este momento está en gravísimo peligro ante los embates antipatrióticos, malintencionados y directos del presente gobierno de turno.

En medio de la pandemia este gobierno está “cocinando” a espaldas del pueblo no solo el arroz los domingos por la noche, sino todo tipo de chanchullos y desvergonzadas tropelías contra la clase más humilde, indefensa y necesitada de este país, y contra todos en general.

Esto se ha convertido en una desalmada “robadera a cielo abierto”, pero lo más grave es que también están arremetiendo contra cimentadas y robustas leyes que por décadas nos han defendido bajo el alero y la protección de nuestra Carta Magna (derechos legalmente conquistados), que por años nos han amparado para no terminar siendo simplemente una recua de trabajadores esclavizados, despojados de todo derecho laboral y con sueldos ruines y miserables (que es en lo que hoy nos quieren convertir), para que cada familia tenga cada día al menos su plato de comida decente en la mesa, para que a nuestros hijos no se les niegue el derecho a la educación y el acceso a un futuro digno.

Este gobierno de Carlos Alvarado como ningún otro está decidido a destrozar lo poquito que habíamos avanzado como un país solidario, como una sociedad más igualitaria, más justa e inclusiva, y ahora como tenebrosa ironía el destino les calzó la pandemia como anillo al dedo para manejarnos a su antojo, para paralizarnos a punta de miedo, para encerrarnos en nuestras casas donde no oigamos, donde no veamos, donde no preguntemos, sin derecho a opinar, hipnotizados y pendientes únicamente de las “estadísticas mortuorias”, con el susto de la muerte pisando los talones.

Somos manipulados únicamente por la TV y la omnipresente “conferencia de prensa” del gobierno (que nada tiene de conferencia y mucho menos de prensa), que se ha convertido en una mediática ventana de “autobombo”, donde se informa de todo, menos de las estrategias para una auténtica reactivación económica, ni de cómo van a hacer nuestros hijos, nuestros nietos y bisnietos para pagar a futuro las “multimillonarias” deudas y los exorbitantes intereses acumulados de los empréstitos con que hoy el gobierno contentísimo hace fiesta a manos llenas (con la anuencia de una Asamblea Legislativa -en su mayoría- cómplice), sin explicar en qué los utilizará e hipotecando el futuro hasta de los que aún no nacen y entregando vilmente el país al Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otros organismos prestamistas y garroteros como el BID y el BCIE (ese donde hoy “muy realizado y feliz” presta plata a los países empobrecidos con usureros intereses el fundador de la “ética” del PAC, Ottón Solís), mientras aquí el pueblo literalmente se muere de hambre, e incluso hay gente que se está suicidando de pura impotencia, angustia y desesperación. 

No digo que no haya que cuidarse del virus, claro que sí, cuidarnos nosotros y cuidarnos entre todos, pero es que mucho más allá de la enfermedad todos los días vemos cómo nos restriegan en la cara las descaradas “movidas” en ministerios, en la Asamblea Legislativa (que también perdió credibilidad), en Casa Presidencial, en la CCSS, en instituciones autónomas, y todo negociado “por debajo” y a espaldas del “soberano” pueblo, a escondidas, sin dar explicaciones, callando y aduciendo que es “información sensible” y “datos confidenciales”.

¡Por Dios! Si precisamente es de tanta “confidencialidad” que estamos hartos y hasta la coronilla, llenos de trochas y cementazos, e innumerables concesiones a medio terminar y cobrando sobreprecios, y sepa Dios cuántos otros chorizos, barbaridades y robos descarados que nunca salieron ni saldrán a la luz pública (incluidos los huecos fiscales de Guillermo Solís).

Si estos atropellos hubiesen sucedido en alguna otra década anterior, ya el pueblo en pleno estaría en las calles protestando y exigiendo, sin miedo y sin acatar prohibiciones de huelgas ni represión a manifestaciones. Claro, eran otros tiempos, cuando la gente era más consciente y patrióticamente más honorable y beligerante, y exhibía a los cuatro vientos su pundonor, su claridad de pensamiento, su conciencia social y su valentía; no como ahora, que “nos arrean” en manada como vacas al matadero, de restricción en restricción, entre baile y martillazo, cada vez más “bailados” y más “clavados”.

¡Pobre patria mía! Alas vísperas del bicentenario de su Independencia y a la vez padeciendo su más vergonzosa, ingrata y oprobiosa esclavitud. Costa Rica está de luto. Este 15 de septiembre será una “celebración” triste. ¡Ha llegado la hora de Juanito Mora!

 

*Profesor, poeta y músico

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Martes 15 Septiembre, 2020

HORA: 12:00 AM

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