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Opinión

Actitud espontánea frente a la vida

Lic. Edilberto Escobar Cascante*

Desde hace mucho tiempo, estamos inmersos en una realidad capaz de aniquilar toda actitud humana espontánea, natural e intrínseca del ser humano, donde cada decisión sea su propia determinación y se haga solo de acuerdo a su conveniencia y voluntad, lo que para el statu quo, del sistema imperante, no conviene desde ningún punto de vista, porque no les sirve a los que mercan con las necesidades humanas, que finalmente los individuos sean capaces de tener actitudes individuales y conductas autónomas y decisiones que respondan realmente a sus propias necesidades y a su voluntad primigenia, debido a que todo está concebido para que no resulte así y para que las cosas sean como son, que no haya conducta espontánea en los individuos que enfrente dicho estado de cosas. 

El mismo sistema condiciona todo, para que el medio sea quien sugiera, determine e imponga, porque el sistema lo necesita para su propia conservación y permanencia. Aquello es el alimento para que todo lo que nos rodea, se mantenga y siga igual.  Por eso enfrentamos aquí el problema existencial más complejo de los individuos en nuestro tiempo. Tan solo intentar una discusión profunda de tal circunstancia requeriría un tratado completo de estudio. Sobre la base de lo dicho, es posible llegar por la vía de los contrastes a comprender la verdadera esencia de lo que serían las conductas humanas espontáneas, no como aquellas que son producto de condiciones compulsivas y reflejo del aislamiento e impotencia en que viven los individuos en su contexto, sino como formas propias y sanas. Las conductas autómatas representan la adopción de normas surgidas desde afuera del ser humano y son producto del sufrimiento, la depresión y el vacío interior que sufren seres los humanos en nuestro tiempo, lo que no les permite vivir auténticamente.  Frente a eso, solo cabe fortalecer las fuerzas humanas originales, que permitan la verdadera sintonía con el yo humano más profundo. 

La actividad espontanea es la libre actividad del yo e implica, desde todo punto de vista, el significado inherente a la palabra latina “sponte”, que es el ejercicio de la libre y propia voluntad.  Al hablar de actividad, no nos referimos a “hacer algo”, sino al ejercicio del carácter creador que puede hallarse tanto en las experiencias emocionales, como también, intelectuales y sensibles, entendido como ejercicio de la propia voluntad.  Una de las premisas más importantes de esa espontaneidad reside en la aceptación de la personalidad total y en la eliminación de la distancia entre Naturaleza y razón, porque la conducta y la actividad espontánea tan solo son posibles si el individuo no reprime partes esenciales de su yo, si llega a ser transparente para sí mismo y si las distintas esferas de su vida, han alcanzado una integración fundamental. 

Si bien, y a raíz de las condiciones que impone el medio, la espontaneidad es un fenómeno relativamente raro en nuestra sociedad, los sujetos no carecemos completamente de ella. El niño, que el mejor ejemplo, por su naturaleza propia, es un ser absolutamente espontáneo, viene con la capacidad de sentir y pensar, lo que realmente es suyo y propio y lo expresa siempre que tenga necesidad de hacerlo. Su espontaneidad se manifiesta en lo que dice, en lo que piensa y en lo que hace. Sus emociones se expresan en su rostro y por eso atrae tanto a los adultos a su alrededor, lo que es absolutamente evidente. Nada es más atractivo y convincente en ellos que su espontaneidad, de ahí deviene su felicidad. 

La actividad humana espontanea, es el único camino por el cual el individuo puede superar el terror y la soledad en que vive, el aislamiento en el que lo tienen metido los aparatos cibernéticos, sin sacrificar su integridad humana y es la única forma donde el hombre vuelva a unirse con el hombre, con la Naturaleza y consigo mismo. En esa espontaneidad, el verdadero amor es componente esencial, pero no el amor como posesión, sino el amor como afirmación espontánea del otro, como unión del individuo con el resto de individuos, sobre la base de la preservación del yo interior e individual de cada individuo.  Solo el amor conduce a la unidad humana y es el único que permite superar la separación en que viven los sujetos. 

 

*Abogado y notario público

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Viernes 04 Octubre, 2019

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