Garantías Sociales, 75 años
Marvin Herrera Araya*
El humanismo cristiano del doctor Rafael Ángel Calderón Guardia (1940-1944), su formación cristiana de raíces familiares, su sincera preocupación por el bienestar de los trabajadores y estudio de los jóvenes, su conocimiento de los efectos sociales, económicos y políticos de sus reformas, lo llevan a generar un verdadero cambio de paradigma en la vida nacional y a buscar que su obra social quedase consagrada en la Constitución Política de aquella época, para que no fuese destruida por los férreos adversarios y los vaivenes de la política. Con sus firmes convicciones, vigoroso liderazgo y habilidades políticas, logra ese anhelo, cuando en junio de 1943, por medio de la Ley 24, el Congreso aprueba la reforma constitucional que adiciona a la Constitución Política de 1871, la Sección III “De las Garantías Sociales”, constituida por 15 artículos: del 51 al 65.
Sobre esta magna obra de bien social de un gobierno socialcristiano dirigido por un indiscutible estadista, vale recordar lo que dice Jorge Mario Salazar Mora (qdDg), en su libro “Calderón Guardia”: “Antes de las Garantías Sociales el Estado no había intervenido directamente en la solución de los problemas socioeconómicos del trabajador, porque era un Estado liberal de tipo gendarme, que creía en el libre juego de la oferta y la demanda, o sea, no había establecido, ni legales ni de hecho, protección familiar, derecho al trabajo, salario mínimo, vacaciones anuales, libertad para sindicalizarse, derecho a la huelga, derecho a prestaciones por despido ilegal, protección al desempleo ni seguro social”.
El doctor Calderón Guardia buscó blindar las Garantías Sociales de quienes no compartían los fundamentos de justicia y solidaridad sociales que las inspiraban. Quería sentar las bases constitucionales para garantizar su continuidad y, con ello, estabilidad social, paz y justicia, a las familias costarricenses. Las Encíclicas Rerum Novarun, León XIII, y Quadragésimo Anno, Pío XI, y el Código Social de Malinas, Cardenal Mercier, fueron los textos que, junto a su formación humanista, como médico, motivaron al doctor Calderón Guardia a romper ideológicamente con el Partido Republicano Nacional de corte liberal ortodoxo.
La virtud del doctor Calderón descansa en el hecho de que gobierna el Estado costarricense con fundamento en el socialcristianismo, apartándose del liberalismo, que orientó gobiernos republicanos anteriores; cambio ideológico radical que le causó grandes dificultades políticas, provenientes de sectores política y económicamente dominantes, que se sintieron amenazados en sus intereses particulares.
Al pensar en la tragedia existencial de los obreros urbanos, los campesinos del campo mal pagados, los pobres y excluidos del desarrollo económico de la época, el doctor impulsa dicha reforma con el apoyo de Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez y del licenciado Manuel Mora Valverde. Una alianza que le ha permitido al pueblo costarricense, luego de 75 años, continuar viviendo y disfrutando de los grandes beneficios de las Garantías Sociales.
Es indudable que la incorporación de las Garantías Sociales en nuestra Constitución Política, habiendo una tradición política liberal y viviendo una etapa crítica de la vida nacional a la sazón, afectada económicamente por el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939, genera un importante cambio social frente al deterioro de la calidad de vida de los costarricenses, especialmente en las zonas rurales, en las que niños y peones no tenían calzado, ni agua potable ni viviendas dignas, pero sí abusos en el pago de alquileres de las viviendas de los trabajadores.
Sentidos pensamientos del doctor Calderón expresan su inclaudicable vocación socialcristiana y firmes convicciones políticas en beneficio de los explotados trabajadores, sin garantías del Estado liberal gendarme que recibía. Las que siguen son parte de sus justas y sentidas razones para impulsar las Garantías Sociales, que logró consagrar en nuestra Constitución Política. Han pasado 75 años y los trabajadores de ayer las disfrutaron y los de hoy siguen disfrutándolas: “Estaba en presencia de una profunda injusticia social. En aquellas tristes viviendas, sin aire y sin luz, postrados por la enfermedad y la indigencia, muchos hombres rendían su alma al Creador, sin dejar a sus hijos ni un mendrugo que llevarse a la boca en su orfandad”. “Esos trabajadores sumidos en la miseria, sin la menor protección contra las contingencias de la edad, la invalidez y la muerte me movían a un tiempo mismo, a una piedad profunda y a un sentimiento de natural rebeldía”. “A estos hombres se les ha negado todo aquello a que, por su trabajo tenían derecho”.
Cierro este artículo referido a los 75 años de las Garantías Sociales con esta otra ejemplar posición ideológica del doctor Calderón Guardia: “El cristianismo social, a diferencia de los marxistas o de los partidarios de la deificación del Estado, no espera alcanzar la justicia arbitrariamente por la violencia (…) Se puede y se debe luchar contra la injusticia, pero no sustituir la dictadura económica existente por la dictadura del proletariado, o de cualquier otra clase social. Debemos sentir la necesidad de luchar contra el mal que se hace a los desvalidos, pero no enderezar y querer el mal para los otros sectores de la sociedad”.
*Exministro de Educación Pública
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
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Lunes 18 Junio, 2018
HORA: 12:00 AM
CRÉDITOS: Marvin Herrera Araya*
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