¿Tiburones o pescadores?
Mauricio González
Con una convicción absoluta con el sector pesquero, el presidente de la República, Luis Guillermo Solís, manifestó a la prensa en noviembre pasado: “No voy a preferir un tiburón que un pescador”. Un dilema que entendemos ha tenido un alto costo político y de imagen, pero una frase que encierra definitivamente lo que debería ser el equilibrio entre la conservación y la producción.
El presidente Solís ha recibido inmerecidamente un nefasto premio internacional que le critica por su política pesquera, un premio impulsado por organizaciones no gubernamentales, cuyo único objetivo es la conservación a ultranza de los recursos marinos, organizaciones que no piensan qué pasará con la población de pescadores de Costa Rica si continúan restringiéndose de forma absoluta las posibilidades de realizar una pesca comercial responsable y que da sustento a más de 15 mil familias en este país.
El Pesquero Palangrero Nacional apoya al presidente Solís por defender una actividad que ha estado en el olvido en las últimas administraciones.
La visión del presidente Solís, de no dejar a nuestros pescadores en la indefensión por temas ambientales, es la que debería primar en la política pesquera nacional. La meta, como bien lo dijo el mandatario, debe ser buscar un equilibrio de producción sostenible, de pesca responsable y de compromiso con el trabajador pesquero del país.
Precisamente, por la presión mediática a la que está siendo sometido el Gobierno en el tema del tiburón, nos sorprende el anuncio unilateral hecho por el Ministerio de Ambiente en días recientes de apoyar la inclusión de todas las especies de tiburones con interés comercial -propuestas bajo el Memorándum de Entendimiento de Tiburones Migratorios durante la Segunda Reunión de Signatarios (RdSII), que se realizará en Costa Rica en abril próximo.
Como es claro, la decisión del Ministro de Ambiente, apoyando el criterio puramente ambiental sin valorar los criterios productivos, deja en evidencia una profunda inconsistencia que hemos venido detectando entre las posiciones del MAG, el Incopesca y el Minae. Hemos visto una falta de compromiso y entendimiento desde el Minae, tanto en la figura del Ministro como del viceministro, hacia el sector pesquero y esto afecta la visión del Presidente de la República, que busca un equilibrio entre estos dos enfoques.
A pesar de los esfuerzos realizados por el MAG, Incopesca y el sector pesquero en procura de un aprovechamiento responsable de los recursos, el Minae tiene una clara agenda a favor de las ONG conservacionistas, cuyo bienestar pareciera tener más relevancia que el de todas las familias que formamos parte del sector pesquero.
El sector pesquero apoyará todos los esfuerzos de regulación de especies comerciales, siempre y cuando la información científica lo demuestre con datos reales tomados en nuestra región. También se comprometerá a respetar los criterios de protección de las especies amenazadas cuando se basen en evidencia científica.
La palabra ahora la tiene el Presidente de la República. Si su frase histórica de apoyo al sector pesquero es válida, el propio mandatario debería mediar para que sus instituciones se pongan de acuerdo y de una vez por todas les den a los pescadores el lugar que merecemos, y que en la balanza pongan al mismo nivel el trabajo y el alimento de los ciudadanos costarricenses con la conservación de las especies. La decisión sin duda es primero los pescadores (el ser humano), luego los tiburones.
