“El gran cuento”

El problema con los cuentos es que con el tiempo la ficción da campo a la realidad. Los negociadores y la campaña del Sí al TLC dijeron al país muchas cosas: que generaría empleo (Trabajo para los costarricenses), mucha innovación, muchos “ganadores” y que solo el TLC salvaría a la industria textilera, pues de no aprobarse, cerraban. Sin embargo, el país sufre hoy un alto índice de desempleo y sub-empleo, la innovación no aumentó y muchas textileras, no solo cerraron, sino que dejaron un perro amarrado con la Caja. ¿Dónde están los ganadores?

Nos dijeron que “no nos podíamos aislar del mundo”, ni del mercado de EE.UU. Nunca aceptaron que ya teníamos el acceso a ese mercado vía la Iniciativa de la Cuenca del Caribe, que no vencía ya que el presidente Clinton la hizo perpetua. El acceso al mercado de EE.UU. no mejoró con el TLC para más del 99% de lo que hoy le exportamos a ese país y el crecimiento en las exportaciones desde hace seis años no tiene nada que ver con el TLC, pues hemos crecido desde décadas antes de firmar el TLC y el auge en ciertos sectores, como los dispositivos médicos, no tiene nada que ver con el tratado. Algunos preguntarán, ¿qué pasó con la alarma que sonamos los del “No” por las amenazas respecto a los precios de los medicamentos, insumos agrícolas y otros productos sujetos a patentes? ¿Y las amenazas al sector agrícola, por ejemplo, lácteos y arroz? La respuesta es simple: aún no les ha llegado su hora. Costa Rica experimenta un diluvio de patentes de medicamentos y agroquímicos, que tendrán monopolios extendidos a más de 20 años por cláusulas del TLC. Las corporaciones transnacionales solicitan las patentes aproximadamente diez años antes de que estos productos lleguen al mercado. Ya vemos la primera etapa: el tsunami de patentes, percibida solo por el Registro de la Propiedad Industrial. En unos 5-10 años veremos la ola de medicamentos patentados bajo monopolios extendidos aprobados por el Ministerio de Salud. Muchos de estos medicamentos serán para el cáncer. Entonces sentiremos los efectos sobre la Caja y nuestros bolsillos. Nos dijeron “El Seguro está seguro”. Hoy está más que claro que eso no es así, aunque las razones trascienden el TLC. En cuanto a los productores de lácteos y arroz, siguen en el periodo de gracia concedido en el TLC de 10 años durante los cuales no se reducen los aranceles que protegen estas industrias, pero después del décimo año se inicia una desgravación lineal por otros 10 hasta llegar a cero arancel. En ese momento nuestros productores sentirán lo que es competir con la agricultura subsidiada y distorsionante de EE.UU. El TLC nos obliga a arbitrajes internacionales por demandas de empresas por ganancias futuras no recibidas por miles de millones de dólares.

El país podrá enfrentar este enorme costo en los próximos años, cuando, por ejemplo, se revocan concesiones por la acción de una ciudadanía vigilante y cada día más informada. Ya vemos los primeros pasos en esta dirección. Lo más grave que nos dejó el Referéndum del TLC fue la total impunidad por el atropello de nuestra democracia.

El Tribunal Supremo de Elecciones se hizo de la vista gorda con el infame “Memorándum del miedo” concebido e implementado en su totalidad por las más altas esferas políticas del país. No se pidió al Sí dar cuentas sobre el origen de los fondos multimillonarios que se utilizaron en esa campaña, mientras que el No presentó todas sus cuentas. El TSE alcahueteó este atropello. Lo peor de todo es que ahora nos quieren meter los mismos, que nunca han producido nada, en el Trans Pacific Partnership (TPP), un nuevo adefesio redactado por las corporaciones transnacionales y “negociado” en total secreto. Es un TLC con esteroides, con el que solo nos socamos la soga al cuello aún más.

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Miércoles 27 Noviembre, 2013

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: Román Macaya