Ministra le hizo ruido al gobierno

Definitivamente el espaldarazo público del presidente Carlos Alvarado a la ahora exministra de Justicia, Marcia González, tras enterarse de que por 4 años le amarró el perro a la hacienda pública, se vio mal, muy mal.

Luego de que se diera a conocer que la señora González acumulaba una falla más en su gestión, pero en esta ocasión de tipo fiscal, el mandatario solo atinó a felicitarla por haber salido en carreras a pagar la suma respectiva a su casa de lujo, la que vale casi ¢150 millones en Santa Ana.

Lo anterior quiere decir dos cosas: el presidente es argollero con los miembros de su gabinete y se acomoda a lo más conveniente, pues si el discurso de su gobierno es cero tolerancias con los evasores, entonces darle un voto de apoyo no calzó.

Pero curiosamente la noche del jueves la señora ministra es mandada a llamar a Zapote para sostener una cita privada con su jefe y ahí -según dice ella- puso la renuncia, luego de haber reconocido que no pagaba impuestos y que se hizo de la vista gorda con el asunto por varios años.

Por su parte, el líder el ejecutivo anuncia este viernes que la ministra se va, que él le acepó dejar el cargo, pero nunca dice que él le pide la salida tras verse bombardeado por las críticas de un pueblo de pide igualdad.

Y no es para menos, recordemos el caso de don Nogui Acosta, DIARIO EXTRA le sacó a la luz pública que siendo un jerarca en Hacienda -también desvergonzadamente- estaba debiéndole dinero al fisco y a la seguridad social.

Él para justificarse de los hechos bochornosos dijo que su familia, en especial su hermana, era la responsable de esa mora, pues administraba los negocios.

Se dice que el mismo Alvarado le sacó la tarjeta roja y Acosta no tuvo más remedio que irse, pero duró pocos días desempleado, pues despidieron a una asesora legislativa del PUSC para hacerle el campito.

Bien dice el dicho: “lo que es bueno para el ganso, es bueno para la gansa” y haberle aceptado la renuncia a González fue lo mejor.

No solo por este tema de los impuestos, la exministra carga en sus espaldas bastantes denuncias por aparentes anomalías y aun conociéndolas fueron invisibilizadas, obviadas y alcahueteadas.

La exjerarca en su lucha por sacar a la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH) del negocio de los brazaletes electrónicos permitió que muchas personas sometidas a la justicia dejaran de ser monitoreadas y por ende anduvieran por la libre, sin embargo no lo admitió nunca a sabiendas de los problemas de seguridad que eso generaba.

La denunciaron públicamente, la expusieron ante las autoridades respectivas por tal negligencia, pero nada sucedió, el mandatario también le dio el respaldo, no la llamó a dar explicaciones.

González también estuvo en medio de la controversia al dar consentimiento como superior jerárquica para la salida de varios reclusos transgénero que participaron de la Marcha de la Diversidad en el 2019.

La normativa fue evadida e irrespetada con el aval de las autoridades del Ministerio de Justicia, burlándose de la población y además ocultando por meses los hechos, pues tardaron casi un año para decir que iban a investigar quién, cuándo y cómo salieron de las celdas estas personas.

Ella defendió el derecho de estos internos a representar y estar en la marcha, no obstante olvidó que la ley lo prohíbe.

Pero eso no fue todo, la exjerarca se voló por puro capricho el proyecto de construcción de un centro de almacenamiento de datos de alta gama para el Registro de la Propiedad, adujo que el gasto era multimillonario y en sustitución de ese proyecto promovió junto a la directora general de la entidad la contratación de servicios a externos que cuestan miles de millones. ¿Entonces no había tal contención del gasto?

Pero la lista de incongruencias que se le achacan sigue, ella mantuvo hasta más no poder en el puesto al ex viceministro de Justicia, Fabián Solano, luego de que este usara un celular oficial, es decir pagado por el Estado, para enviar imágenes de alto contenido sexual y violencia justamente a la jefa de género de la dependencia gubernamental.

Pese a las denuncias, González se reusaba a moverlo del cargo, hasta que no pudo más y Solano se fue solo. Esa omisión de su parte evidenció el favoritismo del que muchos funcionarios se quejaron desde su llegada al poder.

Para cerrar con broche de oro, fue denunciada por el exjefe de monitoreo del ministerio por acoso laboral, pues le recriminaban su creencia religiosa, posteriormente fue trasladado en no menos de cinco ocasiones a varios puestos como forma de perturbarlo. Tras conocer estos hechos, el presidente Alvarado le dio su apoyo.

La lista suma un par de episodios más y, claro, la postura del gobierno siempre ha sido la misma, darle palmadas en la espalda a este tipo de funcionarios y parece que el orgullo es tal que no quieren y no pueden reconocer sus errores.

En buena hora sale de la administración la señora González, si un jerarca causa tanta resistencia y sus decisiones se tonan arbitrarias y necesarias de ser investigadas entonces flaco favor está haciendo.

La lealtad enfermiza, pues eso es lo que parece imperaba entre Alvarado y Marcia González, vale recordar que ella era la presidenta del PAC cuando él lanzó su candidatura y les han unido años de amistad, entonces eso debe quedarse en el ámbito personal y no anteponerse al interés de un país.

El mandatario debe ser más ejecutivo y menos complaciente, si uno de sus miembros del gabinete está haciendo ruidos y generando discordias, lo más sano es sacarlo.

Bien lo dice el dicho “lo cortés no quita lo valiente” y el gobierno debe ser consecuente con las exigencias que le hace al pueblo y las de sus funcionarios.

Y si todo lo que se le recrimina a la señora es mentiras, entonces hay un viejo adagio que indica “no haga cosas buenas que parezcan malas”.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Sábado 08 Febrero, 2020

HORA: 12:00 AM