Como si de cualquier objeto tratara, un sujeto de apellidos Vargas Obando, aparentemente, vendía a mujeres a través de un catálogo digital.
Una hora con cada una de las féminas víctimas de trata de personas costaba a los “clientes” $200, que al tipo de cambio del Banco Central de Costa Rica para el miércoles 28 de agosto ronda los ¢114 mil.
Las mujeres son exhibidas en fotos muy sugestivas. Se trata de personas en condición de vulnerabilidad por su situación socioeconómica, así como extranjeras en estado migratorio irregular.
De acuerdo con el informe preliminar, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) inició la indagación hace varios meses, luego de que el Ministerio Público remitiera una denuncia en la cual indicaba que el sospechoso era propietario de una página de internet en la cual ofrecía servicios sexuales para caballeros, la cual operaba desde noviembre de 2017.
Es por esto que en conjunto agentes judiciales y la fiscalía allanaron la vivienda donde vive Vargas Obando con su papá, ubicada en Gravilias de Desamparados.
En el domicilio decomisaron celulares, dinero en efectivo tanto en colones como en dólares, computadoras, una cámara fotográfica, un CPU y otros documentos de interés para el desarrollo de la causa que se tramita bajo el expediente 18-000993-0412-PE.
“La sección Delitos contra la Integridad Física, Trata y Tráfico de Personas efectuó un allanamiento por el delito de tráfico de personas con fines de explotación sexual. La investigación se inició hace varios meses cuando por parte del Ministerio Público se nos remite información de que están reclutando femeninas para brindar servicios sexuales por medio de una página en Internet”, mencionó Angie Bartels, jefa de la sección Delitos contra la Integridad Física, Trata y Tráfico del OIJ.
Incluso tras la detención, la Fiscalía Adjunta contra la Trata de Personas y el Tráfico Ilícito de Migrantes solicitó que se ordenara medidas cautelares contra el sospechoso del presunto delito.
A Vargas Obando le tomaron la declaración indagatoria y lo remitieron al Juzgado Penal para la audiencia respectiva.
CÓMO OPERABA
Cuando los sujetos accedían a la página administrada por Vargas Obando y tras pagar una especie de membresía recibían un catálogo de las mujeres disponibles para la prestación de los servicios sexuales.
Una vez que escogían la que deseaban, los usuarios llenaban un formulario con los datos personales, así como con los datos del lugar donde querían que se realizara el encuentro, fuera un hotel, un motel o una vivienda, incluso la suya.
Al completar este proceso, la página muestra al cliente una leyenda en la que se le indica el monto que debe pagar por una hora de servicios, cuya base es de $200, pero podría ser mayor.
Al concretarse la cita, el propio Vargas Obando trasladaba a las mujeres hasta el lugar pactado.
“Este sujeto se encargaba de hacer los contactos con los masculinos que solicitaban estos servicios y el mismo trasladaba a esas femeninas a los lugares que previamente acordaban”, añadió Bartels.
Quien solicita el servicio le paga a la joven que lo atiende una vez finalizada la hora contratada. Del pago, el 50% era para la mujer, la otra mitad para Vargas Obando.
CASTING
Las mujeres que se ofrecían en el catálogo digital eran contactadas para un aparente casting.
Para participar de él debían aportar fotografías de ellas, si las seleccionaban las hacían parte del negocio sexual.
Incluso, las mujeres debían llenar una serie de formularios similares a los que completaban los clientes.
“Como parte del casting que se manejaba en esa página, ellas tenían que enviar fotografías y esta persona decidía si formaban parte o no del grupo que él manejaba para dar los servicios sexuales que se indicaban en la página de internet”, explicó la jefa de la sección Delitos contra la Integridad Física, Trata y Tráfico del OIJ.
VÍCTIMAS
Las mujeres contactadas para el negocio sexual tienen condiciones de vulnerabilidad muy marcadas, lo que favoreció a Vargas Obando en el desarrollo del negocio.
Incluso, la especialista del OIJ explicó que el delito de trata de personas se da debido a la vulnerabilidad de un grupo específico.
“En el delito de trata de personas la vulnerabilidad de las víctimas es muy importante detallarla”, recalcó.
En la investigación lograron determinar que el perfil de las afectadas era muy similar y pertenecían a dos grupos, personas de condiciones económicas bajas o extranjeras irregulares. “En este caso se logró identificar personas extranjeras que están en una condición migratoria irregular y adicionalmente mujeres costarricenses que son de escasos recursos y tienen algunas necesidades básicas”, detalló Bartels.
Estas situaciones son las que, lamentablemente, habría aprovechado Vargas Obando para enredar a las mujeres en su negocio.
PERIODISTA: Sharon Cascante Lizano
CRÉDITOS: Fotos: David Barrantes
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Jueves 29 Agosto, 2019
HORA: 12:00 AM
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