Domingo 19, Mayo 2024

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° San José, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Alajuela, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Cartago, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Heredia, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Limón, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Guanacaste, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Puntarenas, CR

Opinión

Costa Rica empobrecida por los políticos

Los costarricenses estamos conscientes de la gran complejidad política que nos jugamos en las próximas elecciones 2022-2026 en donde ninguno de los candidatos de los partidos políticos tradicionales ha demostrado tener la capacidad para diseñar e impulsar las profundas reformas que necesitan tanto nuestro sistema institucional y jurídico como nuestro modelo productivo, es imprescindible que surjan nuevas opciones emanadas de la sociedad civil capaces de dar respuesta a la actual crisis estructural que atraviesa el país.

Cabe resaltar que el Partido Liberación Nacional, considerado uno de los partidos tradicionales, que pretende volver al poder de la mano de José María Figueres Olsen, sigue siendo un partido de listas cerradas y bloqueadas.

Ciertamente el padre y fundador de este grupo político (don Pepe) rescató el país en un momento importante donde la corrupción había escalado a niveles significativos, desconociendo el triunfo electoral de don Otilio Ulate y dando paso a una guerra civil entre hermanos con el triunfo del PLN que restableció el orden y la paz.

Históricamente, el PLN se le ha permitido desconocer el orden que debe defender y garantizar. Al Presidente de la República y su figura, la sociedad le atribuye un poder absoluto, con la capacidad de desconocer el propio orden jurídico que su “dignidad” encarna.

Todos los hechos de corrupción conocidos durante los gobiernos del PLN no fueron juzgados ni por la institucionalidad ni por la sociedad que los padeció. Sin procesos judiciales y sin reproches morales, los hechos de corrupción no fueron hechos típicos, y con el transcurso del tiempo, fueron convertidos de manera pesimista, en anécdotas con el sentido de “aquí no pasa nada” pero pasa todo.

Los ciclos de hechos de corrupción se repiten, y si de ellos hay algún recuerdo se constituye en historietas, las cuales se relatan como cultura; el resultado de ello es la condena permanente a sentir impotencia, aceptación de las condiciones como algo normal y escepticismo en torno a posibles soluciones.

La aceptación de la corrupción y su blanqueamiento como cultura se la hemos endilgado a su origen, a la tradición desde la colonia y a la manera cómo se administraban los nuevos territorios por parte de los conquistadores españoles, obviando los órdenes del rey: se conoce la ley, pero no se cumple.

No podemos justificar la corrupción por la necesidad de sobrevivir y por la imposición de una cultura heredada del pasado: este pesimismo en torno a nuestro contexto y a nuestra cultura debe ser confrontado.

Finalmente, el compromiso para romper los ciclos es individual y colectivo; supone tomar una posición personal de rebeldía y de transgresión ante nuestra realidad. Esto es posible de la mano de la denuncia; en ella comprendemos y sentimos que lo que pasa está pasando, la corrupción no es una anécdota, no es parte de una cultura, es corrupción.

PERIODISTA:

EMAIL:

Martes 01 Febrero, 2022

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Luis Fernando Allen Forbes, director ejecutivo Asociación Salvemos el Río Pacuare

Enviar noticia por correo electrónico

SIGUIENTE NOTICIA

ÚLTIMA HORA