No más exclusión
Danilo Rodríguez Montero
La verdad saldrá a la cara. Tres mil seiscientos “callejizados” esperan la activación de los protocoles de inserción laboral y social y el sistema se resiste a desempantanarse, todos quieren ser lo mismo y seguir en el proceso del avestruz, bajo la alfombra barrer la casa.
Los gobiernos locales mienten al querer mas no poder ejecutar presupuestos aprobados. Quieren usufructuar hacia adentro los dineros programados y el resultado importa poco, especialmente si los beneficiarios como los pobres miserables solo tienen capacidad de organización para matarse entre ellos en la disputa por las migajas del patrón.
Los invisibles se deterioran, mueren por la inanición, hambre real y dolorosa en un sistema que los margina entre ciudades de chatarra china, de desechos que procuraron recoger para ganar algo, pero que la institucionalidad municipal les arrebató descaradamente para proteger su imagen, la de su gendarmería, y ocultarlos más, basureando su humildad de la que poca dignidad subyace.
Novecientos presos “emparedados” no se entienden a sí mismos y arremeten contra sus propios colchones para llamar la atención, pero de todo, que al final de cuentas podría tener alguna solución en la política real. Le escupo al Tribunal Supremo de Elecciones que postergará su rol en el tema de género y exclusive abiertamente de la posibilidad de que los pobres errantes votemos en los lugares de pernoctación ocasional como el Centro Dormitorio Municipal de San José, al que negaron el ser Junta Receptora de votos mientras los artesanos de legalidad electoral sí van a reforzar las embajadas nuestras en el exterior para que media docena de ciudadanos costarricenses voten allá, mientras en las aceras de la pobreza la invalidez participativa importa poco.
Solo una luz brilla y sería cuantioso el que la dupla Costa Rica-Brasil alcance engaño en derechos humanos de la ONU, tal vez con ellos aprenderíamos a levantar alfombras y no a ocultar, esconder nuestra cruda realidad de exclusión, tiene razón APSE, a los pobres hasta les quieren cobrar doble su inexistente posibilidad de existir en el sistema. Si no qué hacen 53 mil “ninis” en la nada, hacia nada y por la calle languideciendo de abúlica desubicación.
Han de hacer algo inaudito algunos y atacar y quemar los colchones de los poderosos para que tampoco la cabeza de ellos tenga descanso. No más exclusión, pues si no la opción es crear un nuevo paradigma en el que ellos no existan sino en el recuerdo.
