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Opinión

El nuevo Directorio Legislativo

Gloria Bejarano Almada / Tinta con Sentido

La elección del nuevo Directorio Legislativo abre un espacio para esperar buenos y mejores tiempos. El breve lapso que se tomaron las diferentes fracciones para ponerse de acuerdo en la conformación del nuevo directorio es buen presagio. El Congreso tiene que volver a ser ese espacio de discusión donde lo primordial es llegar acuerdos.

La presidencia en manos de don Carlos Ricardo Benavides es un acierto que nos da la certeza de que no habrá lugar para la improvisación, cuenta con amplia experiencia política, capacidad para negociar y conocimiento del funcionamiento del Estado. Habrá a quienes les incomodará su experiencia, pero tenemos muchos ejemplos en el mundo de lo que ha significado llevar al poder a personas que carecen de capacidad política, que desconocen cuáles son sus deberes y responsabilidades, que no entienden la relación entre los Poderes de la República y que no saben cómo interactuar con los diversos sectores que conforman la sociedad.

El país enfrenta serios problemas en la forma como se ha ido diseñando el manejo de la cosa pública, que se agrava cada vez más con la incorporación de leyes carentes de sentido común; leyes que vienen a engrosar un legajo verdaderamente monstruoso de cerca de 20 mil leyes vigentes y otro tanto de decretos que muchas veces se contraponen entre sí, que dificultan el funcionamiento del Estado, que llaman a la confusión y propician la corrupción ante la maraña legal que vivimos.

Necesitamos generar nuevos empleos, atraer inversión en diversos campos, aprobar empréstitos y apoyar la construcción de infraestructura y si bien es cierto todo esto depende en gran parte del Gobierno Central, también es cierto que la Asamblea Legislativa es el espacio en el que muchos proyectos nacen y se mueren por falta de capacidad de negociación, falta de visión, cálculo político o egoísmo. 

Es urgente crear un clima de negociación, donde no haya espacio para la suspicacia, donde se priorice en aquellos proyectos que vengan a reactivar la economía del país. Para lograr lo anterior se necesita liderazgo y visión de los altos jerarcas del Estado, de los diputados, de los líderes políticos y sus partidos, todos son igualmente responsables del futuro.

Este Congreso está en capacidad de hacer historia, ha dado pasos significativos aprobando leyes urgentes, y podría empezar por buscar un mecanismo que permita depurar los proyectos de ley antes de que estos entren en la corriente legislativa, pues una vez en ella, no importa si el proyecto viene a ofrecer una respuesta a un problema nacional o es simplemente un proyecto de los denominados chayotes, todos siguen el mismo trámite. Ya en el pasado comenté que hay parlamentos en los que no se da tramite a ningún proyecto si la mayoría de los congresistas no le dan curso en una votación previa a su incorporación. En Costa Rica persiste la idea que el mejor diputado es aquel que presenta más proyectos, cuando lo lógico debiera ser que el mejor diputado es aquel que presente un proyecto que venga verdaderamente a dar respuesta al menos a uno de los grandes problemas que enfrentamos.

Por otro lado, si el Congreso fuera capaz de crear un consenso sobre los proyectos prioritarios, si fuera capaz de fijar una ruta crítica que permita aprobar aquellas leyes que necesitamos para avanzar y apegarse a ella a pesar de la campaña electoral, por encima de los intereses de sus partidos, estoy segura que los diputados, todos, ganarían el respeto de la ciudadanía y le devolverían al país la fe en la Asamblea Legislativa. 

Costa Rica, más que leyes, necesita recobrar la fe en el Parlamento, en los actores políticos, en los gobernantes, y eso solo se consigue actuando de buena fe y con honestidad, pensado en el bien superior de la Patria, dejando a un lado la actitud obstruccionista y el discurso populista y politiquero que propicia la negatividad, la desconfianza y la división. Esto no significa callar ante la corrupción, ante los abusos o las arbitrariedades, significa que la denuncia debe estar fundamentada con pruebas irrefutables y presentadas ante las autoridades respectivas, no en las redes sociales con el único fin de desacreditar a un adversario.

La composición de un directorio multipartidista, la diversidad de pensamientos e ideologías entre los congresistas, el ímpetu de la juventud, la presencia de un numeroso grupo de diputadas puede ser amalgamado por el liderazgo y la experiencia del Presidente del Congreso, al menos eso es lo que esperamos y necesitamos los costarricenses para volver a confiar, para creer que nuestros representantes son capaces de cumplir con los deberes de su destino.

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Sábado 04 Mayo, 2019

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