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Opinión

Delito de cuello blanco

Para los conocedores de esta materia, el delito de “cuello blanco” o de “guante blanco” es el que se realiza por personas de estatus económico bastante alto. Los delitos de “cuello blanco” más comunes son: el tráfico de influencias, la estafa, el lavado de dinero, la quiebra fraudulenta, la malversación de fondos económicos y la delincuencia organizada, entre otros. 

 

Aquí el individuo “de atrás”, el de poder económico o la delincuencia organizada, deja la tarea sucia a los hampones de bajo nivel, mientras que el sujeto de alta alcurnia se queda con la mayor parte del botín, el cual casi siempre “blanquea legalmente”.

 

La conducta realizada por este tipo de delincuente ha sido estudiada por un sinnúmero de criminólogos, ya que cada vez se vuelven más comunes en la sociedad actual, debido a que estos infractores no realizan masacres espectaculares sino que generalmente se les encuentra con traje de lujo detrás de un escritorio ostentoso.

 

Se destaca actualmente, entre los delitos que realizan los delincuentes de “cuello blanco”, el de “lavado de dinero”, acto ilícito que consiste en efectuar un intercambio de la riqueza obtenida de modo ilícito y convertirla en activos financieros para hacerlos pasar por lícitos; en palabras sencillas, lo que se trata de hacer con este proceder es ocultar la procedencia del dinero obtenido ilegalmente y convertirlo en legal.

 

Este delito no está limitado a un territorio o país específico sino que es una herencia de la globalización, por lo que se tomó la decisión de tipificar y sancionar este ilícito al replantear la política internacional antidrogas iniciada a finales de 1984 y que concluye en 1988 en la Convención de la Organización de Naciones Unidas (ONU) contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias sicotrópicas (Roque Díaz, José Rodrigo (2011). Instituto Nacional de Ciencias Penales, Delitos de cuello blanco, edición INACIPE).

 

Algunos estudiosos hacen una diferencia entre el delito de “cuello blanco” y el de “cuello azul”. El concepto de delito de “cuello azul” se usa para hablar de una persona que puede cometer un delito que está en el cargo ideal para cometerlo y que no podría realizarlo si no estuviera en ese puesto, entonces, políticos, sacerdotes, por definición, serían delincuentes de “cuello azul”, verbigracia: cuando se busca una partida económica en la Asamblea Legislativa para determinado fin y esta se desvirtúa, o bien por inducir al prójimo a otorgar una dádiva para ganar el cielo. En realidad esta diferencia no tiene mayor importancia porque al final, blanco o azul, se trata de un delincuente con poder económico.

 

Hoy día los delitos de “cuello blanco”, como se dijo, son un asunto de total trascendencia para el mundo, principalmente en los EE.UU., debido a casos que impactaron al mundo como el de Enron, que fue una empresa de energía sustentable, la cual utilizó muchas irregularidades contables para ocultar que realmente estaba en quiebra y las personas siguieron invirtiendo en ella, llevándolas hasta la bancarrota. Este tipo de escándalo corporativo se da con mucha frecuencia en nuestros días.

 

En China este tipo de delito conlleva a la pena de muerte. A pesar de su desaguisado jurídico internacional, este país es el único donde se han ejecutado banqueros por prácticas anómalas referidas al “blanqueo de dinero”. Asimismo en China se confiscan los bienes del delincuente y de su familia, entonces la ecuación riesgo-beneficio de cometer este delito no compensa, o como se dice en el argot popular: “el delito no paga”. Y se indica que entre los países más permisivos estarían Brasil, España y los de Centroamérica.

 

Sobre este punto menciona el escritor Alberto Vázquez: “lo malo de estos delincuentes no es tanto lo que roban sino que lo robado es la centésima parte del daño que han causado, es como si para robar un reloj de cien dólares se destroza un escaparate de mil. Es decir, para que un político se haya llevado una comisión de 10 millones de dólares, se ha hecho un aeropuerto de 500 millones de dólares, en el que jamás aterrizará ningún avión”.

 

Este tipo de ilícito en nuestro país es cada vez más frecuente, algunos dicen que es un paraíso fiscal, además de que el soborno está a la orden del día, las leyes son de difícil aplicación o de interpretación, lo que deja a muchos culpables impunes. Considero que este delito, de gran contenido económico, debe ser analizado por fiscales y jueces especialistas no solo en derecho penal sino también en economía. 

 

*Carné 4628

 

PERIODISTA: Lic. Rogelio Montenegro Herrera / Abogado*

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Martes 21 Julio, 2015

HORA: 12:00 AM

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