Exigimos seriedad para elegir nuevo fiscal

Editorial

La elección del nuevo Fiscal General es una tarea que los magistrados deben tomarse con mucha seriedad para evitar que la justicia de este país divague cuatros años más.

No pueden darse el lujo de ver desde la barrera que ese importante órgano siga sin rumbo, alguien tiene que detener esa inoperancia y ponerle un alto definitivo a las malas prácticas que quedaron en evidencia recientemente.

La labor de muchos en esa dependencia es digna de rescatar, pero el último cuatrienio fue caótico en términos generales, lamentablemente suelen pagar justos por pecadores y en este caso, aun cuando los buenos no entren en ese saco, deben dar patadas de ahogado para demostrar que se puede hacer mucho más desde adentro.

Las estadísticas no mienten y son las que al fin de cuentas ponen la realidad sobre la mesa. En el caso de la Fiscalía, la tasa de acusaciones con término de condenatoria bajó y muchos de los casos importantes se perdieron en estrados judicial, la mayoría de ellos por errores de la Fiscalía, según lo determinado por los mismos jueces.

Se hizo común escuchar en las salas de juicios absolutorias por mala ejecución de procedimientos de fiscales, por investigaciones mal culminadas en la que estos funcionarios debían vigilar los pasos más importantes de los procesos, o incluso hasta por errores materiales que dejaron en evidencia la pésima administración o manejo de aspectos determinantes que había a lo interno.

Si no hay una cabeza que ponga orden, evidentemente, por más que el resto lo quiera, es complicado alcanzar ese objetivo, por más ímpetu, disposición y ganas que muchos fiscales que, aunque no ostentan una jefatura, hacen una labor en pro de alcanzar las metas propuestas, no se logra porque arriba no hay quien así lo quiera.

Es momento de dejar los shows mediáticos y ser enfáticos en apresurar acusaciones que están estancadas, pero eso no significa acelerar sin sentido, sino hacer un avance inteligente, así como, sobre todo, efectivo para evitar alcahueterías y prescripciones.

Que los trabajos que estén en proceso se sustenten y no tengan una presión política o intereses personales detrás. Se torna vital ejercer esa posición con determinación y sobre todo mucha ética, porque parece que ambas se perdieron hace rato en algunas oficinas del Ministerio Público.

Además, esperamos que los medios de comunicación no se vean atados de manos, el nuevo fiscal debe tener puertas abiertas para dar explicaciones del trabajo que se hace y que el pueblo conozca cómo avanzan casos en los que se ha hecho una labor extensa, en los que se destinan recursos económicos y humanos para que se llegue a buen puerto.

La mayoría de postulantes que pasó todos los filtros establecidos por el Poder Judicial son funcionarios que conocen muy bien la institución. Algunos de ellos incluso tienen vasta experiencia en diversos campos, pues la misma labor en la Fiscalía los ha llevado por muchas oficinas, pero ¿realmente habrá alguien con la preparación necesaria para asumir y sacar del hueco en que se encuentra el Ministerio Público la actualidad?

Esa pregunta cada uno de los aspirantes debería contestársela con sinceridad y tenerla clara a la hora de pararse frente a los magistrados y ojalá que piensen con mucha frialdad el reto que asumirán en caso de que los elijan.

Que la experiencia, aun cuando resulta trascendental, no sea el único ingrediente que puedan aportar a la mezcla, sino también la visión de mejorar lo mal hecho, de lo que muchos son conscientes.

Tomarse este asunto con seriedad se torna indispensable, que no primen intereses políticos ni amiguismos sino la capacidad y disposición para que quien ostente este cargo vital para la institucionalidad costarricense le dé el valor que se merece el puesto y sobre todo que demuestre con trabajo que se puede sacar adelante al Ministerio Público.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Lunes 13 Septiembre, 2021

HORA: 12:00 AM