La obesidad como forma de percibirse a uno mismo está condicionada por muchos factores socioambientales, modelos estéticos, culturales, creencias, valores, símbolos y hábitos de alimentación, características personales, familiares y las más fuertes son las presiones socioculturales de alcanzar una delgadez como prototipo de triunfo social y magnetismo social y todo esto puede llevar a los grupos más vulnerables a padecer un trastorno de alimentación.
Desde el punto médico es importante distinguir cuando la obesidad es una enfermedad física como riesgo para el paciente, si es una causa de trastornos psicológicos o simplemente es por estética. Por ejemplo, ser obeso no es lo mismo que “sentirse obeso”; una persona delgada puede percibirse como obesa (trastorno dismórfico corporal) o tener miedo persistente de engordar estando por debajo del peso que le corresponde (distorsión de imagen corporal) o aquella persona obesa que desee perder peso por razones médicas dadas las múltiples complicaciones físicas y metabólicas asociadas a la obesidad, también la persona obesa que quiere perder peso por estética y conseguir su peso ideal, entendiéndose por “peso ideal” aquel que se asocia estadísticamente a una mejor salud física y máxima expectativa de vida.
Al acto de alimentarse no se le atribuye únicamente a una conducta instintiva y biológica destinada a la supervivencia; sino que en sí mismo contiene y refleja una fuerte carga simbólica. Con frecuencia, los trastornos de la alimentación sirven como un recurso expresivo por medio del cual una persona deja traslucir al exterior su problemática interna.
La función del psicólogo clínico y el medico consiste en tratar a la persona obesa que se siente “enferma” como un efecto de su insatisfacción corporal y las consecuencias físicas, personales y psicosociales que se derivan de esto.
La mayoría de los tratamientos existentes para combatir la obesidad se basan en un principio tan sencillos como que el obeso acumula peso porque come más o gasta menos de lo que necesita, y basados en este principio aparecen el montón de dietas mágicas para perder peso, sin estar estas dietas reguladas o supervisadas por un nutricionista.
Al paciente con sobrepeso o con obesidad, hay que tratarlo en forma integral en todos los aspectos físicos, emocionales y espiritual por lo que solo la dieta no va a resolver sus problemas y menos si la dieta no está balanceada; ya que puede provocar desequilibrios fisiológicos repercutiendo en el estado anímico y emocional del paciente dando lugar a estados de ansiedad, depresión, irritabilidad y hambre por lo cual muchos pacientes abandonan la dieta. Y si el médico o nutricionista no sabe interpretar los mensajes que el paciente envía cada vez que uno lo pesa y le pregunta cómo le fue con la dieta y cómo se sintió, al realizar el cambio de alimentación tanto en la parte física y emocional.
El manejo psicológico como el nutricional tienen que ir de la mano para lograr pérdidas de peso en el paciente obeso.
El desprecio y la marginación que desde la infancia han vivido algunas personas obesas les causa un daño importante en la valoración de su imagen corporal y autoestima; por lo que es muy importante ir ayudándolos a bajar peso y a la vez aumentar su autoestima para que se sientan motivados a seguir adelante y lograr su peso ideal.
Clínica Adroge
*Médico especialista en Acupuntura
Experto en obesidad
Teléfono: 2257-0098
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
CRÉDITOS: German Naranjo*
EMAIL: [email protected]
Lunes 11 Diciembre, 2017
HORA: 12:00 AM
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