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Opinión

Teoría de las dificultades (y de la pasión)

La columna de Jaime Ordóñez

La historia que contaré en el segundo párrafo la conoce poca gente, acaso los amantes de la música. Muchos saben que la mitológica figura Homero -quien funda no solo la narrativa sino la cosmogonía de Occidente- era supuestamente ciego y así se las arregló para dictar su Odisea y su Ilíada. Borges perdió el 90% de su vista a los 50 años y buena parte de su obra tardía (quizá la mejor) fue dictada en penumbras a alguno de sus amanuenses: su última mujer, María Kodama, o algún escribano.

Lo que muchos lectores quizá no sepan es que el gran Joaquín Rodrigo, el Marqués de los Jardines de Aranjuez y el compositor que llevó la guitarra española a su cumbre durante el siglo XX, también era ciego. Una enfermedad que sufrió a los 4 años lo dejó a oscuras. Y sus grandes obras, empezando por las archiconocidas “El Concierto de Aranjuez” o “Fantasía para un Gentilhombre” fueron escritas primeramente en sistema braille por él mismo y posteriormente copiadas por otro compositor a partituras convencionales.

Imaginar la música en un mundo a oscuras, pasarla a lenguaje braille en forma personal, silenciosa y dedicada y -además- buscar quién la copiara en partituras supone un esfuerzo y una pasión inmensos. Una laboriosa y pertinaz tarea que solo se entiende si es conducida por una gran pasión. Cuando se escucha el “Concierto de Aranjuez”, el “Concierto Madrigal” o el “Concierto Andaluz” no puede dejar uno de pasmarse de cómo algo tan hermoso y fluido fue realizado con tanta dificultad técnica. 

Otra imagen viene a mi memoria. La del gran Stephen Hawkings, el físico estadounidense que postuló una nueva teoría del tiempo y el universo (una revisión de la teoría de Newton y de Einstein) amarrado a una silla de ruedas, con una enfermedad degenerativa que le impide mover sus músculos, incluso los vocales. Hawkings habla con un dispositivo especial que, amarrado a su tráquea, transforma en sonidos que el resto de los seres humanos podemos entender. Pero tiene una de las mentes más maravillosas del último siglo.

Beethoven era sordo… La lista es larga. Cuento estas historias porque la mayoría de los mortales, afortunadamente, no padecemos de una gran dificultad como nuestros célebres personajes. Quienes nos movemos por el mundo con nuestro potencial pleno quizá no les aplicamos a nuestras vidas la misma disciplina y pasión para vencer dificultades. Quizá sería la mejor forma de salir del espacio de medianía donde la mayoría de la humanidad se mueve. Es decir, del ámbito de la mediocridad y del confort. Quizá la vida sería distinta y cobraría mucha luz y dignidad.

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PERIODISTA: Jaime Ordóñez

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Lunes 27 Marzo, 2017

HORA: 12:00 AM

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