Día Internacional de la Mujer: aún hay mucho más por hacer

Editorial

Hoy, como todos los 8 de marzo, se conmemorará el Día Internacional de la Mujer, aquella que da vida, a quien se le considera frágil, pero al mismo tiempo es la más fuerte cuando se trata de defender a los suyos, la que puede hacer varias cosas al mismo tiempo sin que esto implique una complicación pues parece que todas tienen un chip incorporado para lograrlo.
Sin embargo, no basta con un 8 de marzo ni con un mes exclusivo para las mujeres, y con esto no decimos que se les deba festejar a diario, pero ciertamente el respeto, la igualdad y la dignidad no tienen fecha, son obligatorios en vez de estacionales, pues de otro modo corren el riesgo de volverse flor de un día. La lucha por los derechos para las mujeres y niñas son de todos los días.
En cuanto a las oportunidades y las condiciones laborales, aún hay mucho trabajo que hacer, si ya de por sí el país estaba rezagado en varios de estos rubros, con la pandemia retrocedimos a pasos agigantados.
Basta con saber que 3 de cada 10 mujeres están desempleadas, el dato se desprende de una infografía especial elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) con motivo del Día Internacional de la Mujer.
La tasa de desempleo en las mujeres fue de 15,3%, sin embargo, el dato se disparó y ahora la estadística alcanza un 25,7%. La pandemia golpeó fuertemente la actividad económica y las féminas fueron las más afectadas debido a estas acciones.
Asimismo, muchos aprovecharon la Covid-19 para borrar la huella femenina de sus empresas o algunos se valieron del cuento de la pandemia para ofrecerles condiciones inferiores a las que les dan a los hombres.
Por todos es conocido que muchas instituciones y empresas privadas dan la lucha y están procurando brindar a las mujeres el lugar que se merecen, incluso algunas ya contratan féminas para los puestos más importantes, sin embargo, también hay muchas otras que no hacen nada por siquiera tener un mínimo de cuota femenina.
Lo mismo sucede en la política, si no fuera por el sistema de cuotas, muchas mujeres no tendrían acceso a puestos decisivos. Claro está que también se trata de capacidades, de experiencia, hay que dar la talla: el país requiere más mujeres, opciones y soluciones.
Los retos que enfrenta la población femenina nacional no son sencillos, la sociedad sigue lapidando sus deseos de superación, pero eso no implica que puedan darse por vencidas, autocompadecerse ni mucho menos lamentarse.
Muchas féminas aún no han aprendido a dignificar su condición, aún no entienden lo urgente del autorrespeto, de la fuerza interna de su corazón y del coraje que la naturaleza les dio como virtud con el solo hecho de nacer mujeres. Queda aún mucho trabajo por hacer, entendiéndolo primero ellas y luego dándolo a conocer a todas las personas que las rodean.
Pero los temas de empleo o el problema por la falta de este no son el único obstáculo en que el Estado costarricense aún está en deuda, también a nivel nacional la pobreza definitivamente tiene rostro de mujer porque la mayoría de los hogares liderados por féminas están en esta condición al no contar con las mejores condiciones para salir adelante.
Este flagelo entre las féminas, en la región Huetar Norte, aumentó de un 33,5% a un 34,1%, mientras que la Chorotega pasó de 23,9% a 37,6%, el Pacífico Central estuvo en 36,4% pero ahora se halla al 43,7%.
La región Central reportaba 20,2%, ahora tiene 27,2%, la Huetar Caribe pasó de un 37,2% a un 36,9% y la región Brunca variará de un 34,2% a un 30,8%.
Son las mujeres las primeras invitadas a hacer valer su condición, no con exigencias meramente beligerantes y caprichosas, sino mediante inteligencia y aportes.
Se debe aspirar a merecer puestos importantes por capacidades profesionales y humanas, no solamente por el cumplimiento de una cuota que además exige la ley.
Hay que luchar con cuerpo y mente, fijarse metas y promover desarrollo. Mujeres: celebren cada día sus esfuerzos, reconozcan sus capacidades, no esperen la palmada en la espalda ni la palabra dulce para avanzar a pasos firmes.
Entiendan que necesitan trabajar en equipo, que los hombres no son sus enemigos, que la unión hace la fuerza, que deben aprender a competir, a opinar y a luchar en el marco del respeto común. No se puede seguir trazando la ruta basándose en la Ley de Talión, ojo por ojo, diente por diente.
Y que tampoco se vale exigir respeto a los derechos propios irrespetando los derechos de los otros.