La emergencia que vive el mundo, de la cual no escapa nuestro país, ha provocado el despido de muchos trabajadores o la reducción de los salarios, por lo que mucha gente se ha quedado sin dinero para pagar las deudas.
Ante este panorama, muchas personas, especialmente de la Gran Área Metropolitana, están optando por solicitar préstamos informales, conocido como “gota a gota”, sin medir las consecuencias que conlleva obtener dinero fácil sin nada que lo respalde, donde los intereses terminan ahogándolos.
Douglas Rodríguez, agente del Organismo de Investigación Judicial, manifestó que entre las víctimas están los taxistas, comerciantes independientes, amas de casa, obreros de construcción y estudiantes de la zona sur de la capital.
“Mediante la extorsión e intimidación obligan a obtener un lucro injusto mediante la solicitud de dinero a un tercero que no es una entidad financiera avalada por el Estado. Estos cobran altas sumas en intereses y cuando la persona que obtiene el crédito, se ahoga en la deuda, es cuando viene la extorsión”, explicó.
“No existen contratos, ni documento legal para dicho préstamo, todos son de forma verbal, por personas de dudosa procedencia, donde por ejemplo en los créditos por cada ¢10 mil le cobran ¢5 mil de interés por quincena, no abona a la cuenta sino al interés”, agregó.
El investigador agrega que las víctimas del delito son de bajos ingresos económicos, sin capacidad de solicitar crédito a un banco.
“Cuando se da el cobro del dinero no lo ejecuta la persona que hace el préstamo, contratan grupos que extorsionan y para concretar el delito visitan casas, hacen llamadas telefónicas y les dicen que les harán daño a la familia o a él mismo2, advirtió.
“Obtienen información en redes sociales que la víctima misma publica como fotografías, direcciones, donde demuestran el vínculo familiar y sacan de ahí y te extorsionan, saben mucho sin que lo sepan”, acotó.
El OIJ recibió 16 denuncias el año pasado, 45 imputados fueron presentados al Ministerio Público, generalmente es el que llega a cobrar, el y no el que hizo el préstamo, el cual desaparece.
A TOMAR EN CUENTA
La policía judicial hace recomendaciones para no ser víctima de este tipo de inescrupulosos, que se aprovechan de la necesidad.
No solicitar préstamos a personas desconocidas, no publicar información personal en redes sociales, desconfiar de quien ofrece pocas garantías y acudir al OIJ.
Según las autoridades, estas agrupaciones se anuncian en redes como prestamistas o recomendados por terceras personas, ofrecen panfletos en las calles y así hacen contacto. Los créditos van desde ¢10 mil hasta millones de colones, depende de la necesidad de la persona eso es lo que pide.
Muchos de los endeudados sufren lesiones y privaciones de libertad, luego de que llegan a la casa o lugar de trabajo a buscarlos, tras no recuperar el dinero prestado que al parecer es mal habido.
En algunos de los casos, las víctimas les deben a más de un prestamista, donde 3 de cada 10 eligen endeudarse con este tipo de gente, porque el trámite es rápido y el dinero se lo dan de una vez.
