Una estrategia basada en tres “H”
Pedro Muñoz*
A lo largo y ancho del país, las mejores mujeres, los mejores hombres, acudieron al llamado para hacer de sus cantones, de la tierra que un día los vio nacer, un lugar mejor.
Lo han hecho bajo los principios socialcristianos, con la mente puesta en una sola meta: el bienestar de sus congéneres. Con eso en el PUSC cumplimos con aquello que propone nuestra Carta Social Cristiana: el desarrollo humano es nuestro norte.
Por eso abrimos canales de diálogo, para que bajo el más ferviente espíritu democrático, desde cada rincón del país fluyeran las ideas y nacieran las propuestas de cara al reto que se nos avecina: las elecciones municipales.
Fue gracias a ese proceso que construimos una propuesta de desarrollo denominada “Tres H”. De ella forman parte tres componentes clave: el ser humano, el fin de la hostilidad y la hiperestructura.
La primera de ellas tiene que ver con el actuar de los ciudadanos. Dirige especial atención a los jóvenes, las mujeres y los adultos mayores por estar en una situación de desventaja.
Para eso tenemos previstas herramientas como la educación y la capacitación, el acceso a Internet inalámbrico y el establecimiento de planes de atracción y de empleo. La primera de ellas es fundamental para estimular la superación personal y estimular el crecimiento como sociedad.
En el caso de Internet tenemos la aspiración de que así como en este país existe una red de alumbrado público que cubre todo el territorio nacional, así como en cada rincón es posible abrir el tubo e ingerir agua potable, haya conectividad de costa a costa, de frontera a frontera.
Si logramos que la gente se capacite y que tenga acceso a una herramienta fundamental como es Internet, entonces será posible emprender planes para generar trabajo y mejores oportunidades.
La segunda “H” es aquella que tiene que ver con “el fin de la hostilidad” y esta vuelve los reflectores hacia la violencia que campea en nuestra sociedad. ¿Por qué como hermanos costarricenses nos atacamos? ¿Por qué los homicidios y la violencia en todas sus presentaciones?
Aquí ocupamos otro tipo de herramientas. En importante recuperar la seguridad en zonas que el hampa ha convertido en sus territorios. Para eso los moradores necesitan acceso al libre tránsito y eso se logra con buena iluminación, mejores aceras y la presencia del comercio. Es importante incentivar la presencia de la pequeña y mediana empresa en esos sitios.
La otra herramienta son los centros de vigilancia y monitoreo, pues estos multiplican la labor de cuido de las autoridades.
Finalmente, urgen programas destinados a la población vulnerable como el que desarrolla en Pavas, San José, la Fundación Club Sport La Libertad. Esta organización mediante el deporte, el estudio y la formación humana ha ayudado a que más de 1.000 jóvenes estén vacunados contra el peligro de las calles mientras labran un futuro promisorio.
Llegamos así al tercer componente del modelo “H”: hiperestructura. Está claro que nuestros cantones, y el país en general, están urgidos de obra pública, pero quizás nuestra visión se ha enfocado más en los pequeños asuntos que en los verdaderamente importantes. Es algo así como pegar parches en una cobija roída.
El país necesita inversión en medio ambiente, caminos, agua y vivienda, pero pensados a gran escala. Por eso utilizamos el término “hiperestructura” en vez de “infraestructura”.
Aquí caben las alianzas público-privadas (en Uruguay el Gobierno anunció en julio una inversión de $12,3 billones mediante esa vía para construir infraestructura energética), la regionalización (o integración) de esfuerzos entre ayuntamientos y la utilización de modernos sistemas de financiamiento municipal, como los bonos.
A fin de cuentas el modelo “H” apunta hacia tres metas: lograr el bienestar de la ciudadanía, generar unidad entre las personas y promover el desarrollo. Bajo esa premisa estamos listos para el trascendental reto de llegar a los ayuntamientos con ideas, con propuestas, con soluciones.
*Presidente del Partido Unidad Social Cristiana
