Ni yo soy Florentino Ariza ni ella es Fermina Daza. No conozco ni he navegado por el río Magdalena. Tampoco he tenido un loro, ni conocí a Juvenal Urbino. Tuve dos loras y las que se murieron fueron ellas. Tampoco soy García Márquez...¡cuánto quisiera! pero aquí les va esta historia de amor en tiempos sin cólera.
El próximo miércoles 10 de julio, día de San Jenaro y Santa Rufina, cumple 53 años mi querida Lilliana Mora García, nacida entre San Ramón, de Alajuela, y San Marcos, departamento de Carazo, Nicaragua, al otro lado del San Juan. No voy a contar el mismo cuento de todos los años pero si es importante para mí —y me lo suplica mi corazón— reiterar lo mucho que la quiero y la fortuna que ha significado compartir los mejores años de mi vida al lado de esta moncha nica. Hemos caminado en la misma dirección, tratando de ir siempre por la línea recta y cuando se ha torcido un poco, la hemos enderezado porque esta es una empresa de dos. Claro que hay altibajos en este recorrido, pero el amor, que todo lo disimula, también se ha encargado de arreglar las cuitas. Conocí a Lilliana hace muchos años en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Costa Rica, luego fuimos compañeros en La Nación, hasta que pasó lo que tenía que pasar: nos embarcamos en la panga del amor.
Precisamente, el martes pasado, cumplimos 24 años de casados. Fue el 2 de julio de 1989, cuando le dije, frente al abogado, notario y amigo Mario Carvajal Herrera, “Sí quiero”. Ella respondió lo mismo, tal y como estaba en el guión de mi vida. Desde entonces han sido dos docenas de años muy bien vividos. Todos los días doy gracias a Dios por haberme puesto en el camino a esta gran mujer que —como corresponde en estos tiempos— venía con combo: María José y María Fernanda Guzmán, quienes formaban parte de la cajita feliz. Ahora el feliz soy yo de tener esta cajita de tres marías que me conquistaron desde siempre y a las que intento conquistar todos los días. Ya a estas alturas de la ópera, con 54 años, uno empieza a madurar y entiende mejor las cosas: yo entiendo que me casé con las tres para toda la vida, porque así lo quisimos. Hoy, con 24 años de este matrimonio a prueba de rayos, trochas, refinerías y centellas, las quiero más, por buenas y por bellas.
Hoy 5 de julio del 2013 me felicito por ser feliz y por tener la oportunidad de decirle a Lilliana que deseo que pase un cumpleaños muy feliz y que quiero que siga a mi lado por los siglos de los siglos, amén. PD: Podríamos ir sin pena a subir por el Magdalena, pero también por el Guadalquivir, porque eso es vivir.
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CRÉDITOS: Por: Rogelio Benavides
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Viernes 05 Julio, 2013
HORA: 12:00 AM
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