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Opinión

No todo lo que brilla es oro

EDITORIAL

No importa la edad, sexo, raza, credo religioso ni oficio, el uso de computadoras, tabletas y teléfonos celulares ha revolucionado la forma de hacer las cosas y permite a la humanidad acceso a todo tipo de información y comunicarla de manera hasta antojadiza.

Con el paso del tiempo, la tecnología de la información se ha convertido no solo en una herramienta para el estudio y el trabajo, sino también en una forma de vida. 

Aun cuando parezca extremo, hay quienes en la actualidad no pueden desempeñarse sin tener entre manos un dispositivo electrónico que los conecte con el ciberespacio. 

En esta revolución nacen las redes sociales, los sitios virtuales donde confluyen amigos, familiares, compañeros de trabajo, conocidos y de vez en cuando hasta desconocidos. Se convirtieron en el mejor de los centros de reunión a lo largo y ancho de todo el mundo. Las cartas hechas a mano pasaron a la historia, en parte fueron desplazadas por los correos electrónicos y ahora se tornaron en la vía de comunicación oficial para millones de personas. 

Este elemento venía siendo esencial en la vida de muchos y ahora con la pandemia se ha vuelto vital, pues a veces constituye el único medio para comunicarse con los seres amados, amigos y todas esas personas con las que se compartía a menudo y hoy se desea abrazar. 

Las redes sociales constituyen un foro de convivencia casi exigido a la sociedad, porque a quienes aún no entran en la era de los perfiles los catalogan como anticuados, desfasados y poco tecnológicos.

Pero no todo es color de rosa y aquello que podría ser la máxima expresión del relacionamiento social en tiempo y espacio, derribando las fronteras y las barreras, es también un arma de doble filo que acarrea serias consecuencias. 

Prueba de ello se obtiene de las estadísticas, pues estas afirman que a través de redes sociales como Facebook están estafando gente y según los datos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) al menos se han presentado 47 denuncias de personas que timaron con este nuevo método.

Es importante que la gente no se pase de confiada, pues precisamente estos fraudes informáticos suceden porque personas inescrupulosas se aprovechan de la falta de malicia para detectar que quieren hacerlas víctimas de estafa.

Además, estas personas se valen de la lejanía de amigos y familiares que estamos sobrellevando para crear perfiles falsos y pedir dinero, muchos aducen una necesidad y es que cómo no creerles en este momento, cuando la mayoría tiene alguna carencia que resolver producto de despidos, suspensiones de contrato y hasta las jornadas de medio tiempo. 

Precisamente por esto muchos se han tocado el corazón y casi a ciegas han querido ayudar a estas personas, pues creen que de verdad se trata de sus amigos y seres queridos. 

No obstante, la gente se presta para que estas cosas pasen, porque suben las fotos en la playa, el cumpleaños de los niños, la fiesta de la abuelita, el último romance, la cena y muchos eventos más, lo cual figura en los perfiles de sus redes sociales, que pueden accederse en todo el mundo. 

Así pues, personas inadecuadas se enteran de los momentos preciados, los que queremos dar a conocer a nuestros allegados, amigos, seres queridos que están cerca o bien que viven lejos.

La tecnología nos da hoy la posibilidad de comunicarnos desde cualquier rincón del planeta con un solo clic, y eso resulta maravilloso, pues antes esa acción tardaba días y hasta meses en el sistema tradicional de correo.

Pero también todas estas cosas que suben las personas sirven para darles insumos a los delincuentes que les gusta el dinero fácil. Les dan toda la información de lo que hacen, no hacen, comen y hasta lo que necesitan y todo esto es aprovechado para estafar. 

Sin embargo, estos no son los únicos timos usados los delincuentes para robarse el dinero que tanto cuesta ganarse, aprovechando hasta la modalidad del teletrabajo y el hecho de las restricciones sanitarias que en algunos momentos han causado que prácticamente todo esté cerrado, por lo cual muchos ahora solo hacen trámites en línea, lo que ha llevado a que muchos hagan páginas falsas de entidades financieras para sacar información sensible de las personas. 

El problema es que lamentablemente entre más pase el tiempo y haya más gente sin trabajo, muchos van a aprovechar para intentar jalar gente que entre a negocios ilícitos.

Prueba de lo anterior se vislumbra en los números de las autoridades judiciales que claramente no mienten, de acuerdo con las estadísticas, en los tres primeros meses del año apenas se tenía registro de 10 denuncias por estas situaciones; no obstante, solo en abril fueron 6 y un mes después, es decir en mayo, se sumaron otras 10; mientras que junio hubo catorce denuncias nuevas. En lo que respecta a julio, para el 15 de ese mes se tenía 7 casos.

Como dirían los abuelos, aprendamos a ser desconfiados, no caigamos de buenas a primeras si una persona conocida nos escribe, ya sea para pedirnos un favor o hasta dinero, para eso existen otros medios de comunicación, de modo que se pueda corroborar si verdaderamente nos contacta un allegado.

Esperemos que las autoridades actúen rápidamente para dar con estas bandas a las cuales les gusta estafar a la gente y que, de una vez por todas, los “guarden”. Eso sí, valdría tener cuidado de que no monten también el negocio dentro de la cárcel, como ha pasado en otros momentos.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Miércoles 12 Agosto, 2020

HORA: 12:00 AM

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