¿Qué pasa con mi país?
Prof. Yamileth Chaverri Salazar
¡Qué pasa con mi país!; ¿dónde quedó aquel pueblo de solidarios valientes, que defendieron hasta con su sangre una historia de libertad, inclusión y democracia? Ese pueblo que se sacudía ante la menor alarma de desmantelamiento del Estado Social de Derecho y de una Justicia pronta y cumplida… “Sepamos ser libres, no siervos menguados”, reza una estrofa de nuestro beligerante Himno al 15 de septiembre, pero pareciera que los ticos nos hemos convertido en auténticos “siervos menguados”, en vasallos del despotismo, resignados a ser burlados y pisoteados por una clase política sin escrúpulos ni dignidad, y hemos dejado prostituirse lo único noble y bello que engalanaba a nuestra amada Patria: nuestra ejemplar democracia, - envidia del mundo entero-, y esa capacidad casi innata de solidarizarnos con la necesidad y el dolor ajenos, de sentir compasión por el que vive en la miseria, de extender la mano desinteresada, noble y solidaria al hermano que la necesitase -así fue el tico durante muchas décadas- ; pero hoy, hemos permitido que nos roben al paz, la equidad y los sueños, en esta Patria que es ¡de todos!, y que por tantas décadas nos ha costado tanto forjar y fortalecer.
Llegó el momento ¡de exigir! al gobierno de turno una inmediata corrección del siniestro rumbo en que han empujado en caída libre a nuestro querido país, al precipicio de todas las miserias, al abismo de todas las injusticias, al despeñadero de todas las desgracias… ¡ya es hora de que al ladrón se le llame ladrón!, se le señale como ladrón, ¡y que pague como ladrón! ¡Ya no más!; recordemos que en los procesos políticos y sociales, en la historia de la humanidad, siempre que la verdad se ha descarrilado, ha sido necesario enderezarla por la fuerza, y con absoluta convicción y valentía; porque un pueblo que no reacciona ante las injusticias, que se resigna y se vuelve indiferente e ignorante de su propia y trágica historia de robos, saqueos y miserias, está, irrevocablemente ¡condenado a repetirla!; pero por sobre todo, y más importante aún es que: cuando los que gobiernan pierden descaradamente el decoro y la vergüenza, los gobernados están en su legítimo derecho, y en su inviolable y sagrado deber ¡de perderles el respeto…! ¡Qué pasa con mi país!
