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Opinión

Cuando la indignación se hace hashtag y tendencia

EDITORIAL

La forma en como el Presidente de la República asumió el nivel de desempleo hace casi una semana, con sus palabras -como reflejó nuestra portada del viernes anterior- parecía que Alvarado incluso “rajaba” con los números que esperaba le presentaran “un escenario peor”. Además, esa desafortunada reacción desencadenó un movimiento poco usual, al menos en Costa Rica.

Si bien es cierto a nivel costarricense Twitter no es una comunidad lo suficientemente representativa para desencadenar un movimiento político de protesta en las calles y de indignación popular por el mal actuar de un funcionario, dos hashtags sirvieron que una gran mayoría de ticos se mostrara indignada por las manifestaciones del mandatario.

Carlos Alvarado llegó a posicionarse en este espacio digital no por su usuario @CarlosAlvQ; sino por el hashtag #carebarro. Un vocablo que originó una oleada de mensajes de crítica, molestia, indignación y sobre todo visibilización de que una parte de la ciudadanía considera una carebarrada decir que todo podría estar peor.

Los datos de los expertos dicen que en la Costa Rica de hoy cerca de un millón de personas tienen una cuenta en esta red social, donde por día se generan hasta 650 mil mensajes, de los cuales hasta inicios de esta semana 18.600 llevaron como factor común el reproche contra Alvarado.

Esto no es poca cosa, sobre todo si se toma en cuenta que el mandatario suele hacer de esta red social su escenario para dirigirse a la población, pues son sus escasas comparecencias ante los medios de comunicación, distribuidas en cortos lapsos una vez a la semana durante la conferencia diaria de mediodía en el contexto de la emergencia sanitaria nacional.

Y cuando nosotros decimos que no es poca cosa, no significa que validemos o censuremos el vocablo, al final en un país de libre expresión todos tienen derecho a manifestar su pensamiento sin censuras previas. Lo que queremos destacar es que en efecto entre los ciudadanos existe una gran decepción sobre el rumbo que lleva el país, mismo que encabeza Carlos Alvarado.

A sus palabras sobre el desempleo hay que agregarles los repentinos anuncios de cierre del fin de semana anterior, medida que dejó a muchos “manos arriba” ante la esperanza de que las fechas cercanas al Día del Padre sirvieran para recolectar un “cinquito” extra en medio de la difícil situación económica.

Tampoco no faltaron quienes más bien respaldan al Presidente, lo hacen a prueba de todo y contra todo, por lo que se centraron sus críticas contra los que se sumaron a un movimiento de iniciativa ciudadana alrededor de una simple palabra.

Llama aún más la atención que a este estado se le agregara otra frase también enmarcada en el concepto del denominado hashtag, #DespiertaCostaRica. 

Se trata de una especie de invitación que hicieron los usuarios en redes sociales a ver el oscuro camino que parece tomar nuestro país, pues la ruta no es para nada clara, lleva sobre sí la sombra del desempleo y de la crisis económica producto de la pandemia del Covid-19.

No se trata de problemas nuevos, sino de mucho antes. Los expertos con los que conversamos alrededor de este tema nos sugieren dos cosas muy interesantes: lo primero es que no puede tomarse a la ligera y lo segundo es que en tiempos de política volátil podríamos estar en el corto lapso con un tratamiento mucho más favorecedor para el gobernante.

Ambos escenarios dependen de él estrictamente y de nadie más, puesto que de continuar cegado sobre cómo dirigir el Gobierno de Costa Rica y sin implementar las acciones necesarias podría atizar la molestia y el enojo social a escalas nunca antes vistas.

El segundo es que si en efecto decide establecer metas, rutas y acciones claras y específicas para que Costa Rica vuelva a ser una nación ejemplo de bienestar, probablemente muchos de quienes hoy lo adversan reconozcan su trabajo positivo.

Ante tal panorama, lo mejor sería que Carlos Alvarado no desoiga al propio pueblo de Costa Rica.

Al parecer, las protestas probablemente ya migraron de las calles y cacerolas a los hashtags y cortos mensajes. A final de cuentas la indignación es la misma y un pueblo indignado puede ser un pueblo peligroso.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Miércoles 24 Junio, 2020

HORA: 12:00 AM

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