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Opinión

EL COVID-19 sociológico

Opinión

Desde hace poco menos de 3 meses, el COVID-19 era un ente desconocido y sin importancia. Hoy es conocido y temido a nivel internacional por millones de personas. Como sociólogo, considero necesario e importante emitir un criterio científico al respecto. En tal sentido es merecedor de algunas consideraciones como las siguientes.
En primer lugar, la sociedad es creación exclusiva del ser humano, por medio de la cual se construye como persona.
Los mecanismos de control, seguridad, vigilancia de la acción individual y colectiva se encuentran a cargo del Estado como ente rector de la sociedad.
En segundo lugar, la sociedad solo es posible si cuenta con redes de intercambio, formas de reconocimiento por medio de mecanismos que determinan status, prestigio, legitimación, aprobación, rechazo y castigo.
Somos lo que la sociedad es. Hijos e hijas de un espacio y un tiempo histórico en el cual las generaciones humanas enfrentan retos y necesidades específicas.
Si bien en términos abstractos hablamos de la sociedad humana, sabemos que no existe una única y homogénea sociedad. La estructura geográfica, la estructura cultural, en sus múltiples formas de convivencia y lenguaje hacen necesaria la distinción de sociedades y lo que es fundamental e importante la relatividad del juicio y el prejuicio solo posible en el marco de los derechos humanos y la tolerancia cultural.
Bajo ese marco general, queremos contestar qué efectos sociológicos tiene el coronavirus. Los economistas han lanzado apreciaciones sobre los impactos en el PIB, el ingreso per cápita, las tasas de ganancia, la profundización de la recesión económica mundial.
Por su parte la ciencia medida ha colmado los medios de información con acciones de contingencia y mitigación.
Los mitos, prejuicios alimentados por el sensacionalismo en redes sociales ha hecho virulento a nivel psicológico el germen biológico.
No sabemos a ciencia cierta cómo ni de qué manera se originó el coronavirus. ¿Por qué en China y no en otro lugar? ¿Es un virus natural o fue creado en laboratorio?
En este corto artículo no hay espacio para contestar cada una de ellas, por lo que me referiré a los aspectos macrosociales de las implicaciones del coranavirus en la dinámica social actual.
La sociedad hoy conforma una aldea global, el globalismo pasó de ser intercambios económicos para convertirse en un sistema social hegemónico, donde lo transnacional es una constante.
El globalismo se ha construido en los últimos 50 años una sociedad altamente interconectada en lo tecnológico y en las formas de interacción en todos los planos de la vida, fenómeno que, como todo producto humano, tiene fortalezas, retos, oportunidades y amenazas.
Por ejemplo: el mundo entero se ha occidentalizado en términos de modas, consumismo, música, y modelo político económico. La unificación del mundo en lo ambiental, bélico y económico es una estructura donde un cambio en alguna de sus partes (países) implica cambios globales. Ese es el paradigma que hace posible que una enfermedad local se convierta en epidemia y de esta a pandemia.
Una segunda arista sociológica corresponde a la interdependencia económica y tecnológica en el caso de los países desarrollados. Pero en el caso de los países subdesarrollados o propiamente de capitalismo dependiente, como Costa Rica, la interdependencia se transforma en dependencia, lo cual hace nuestra economía totalmente vulnerable en los ámbitos de la importación y exportación de bienes primarios, intermedios y finales.
Vamos a enumerar algunos de los principales impactos que tiene y tendrá el coronavirus en la ciudadanía mundial.
Aumento de los precios de los bienes finales, lo que provocará un proceso de inflación a nivel mundial y local.
Profundización del proceso de recesión económica que implicará menores tasas de crecimiento con implicaciones directas en el aumento del desempleo abierto. Proceso que estará indisolublemente vinculado al aumento de la actividad laboral informal, aumento de la pobreza principalmente en los segmentos medios de la población.
La baja en la oferta de los bienes finales, provocará procesos de concentración y especulación en los precios, encareciéndose el nivel de vida de los ciudadanos, lo que incentivará a una reducción de la demanda (consumo) que contribuirá a realimentar el proceso de recesión a nivel estructural, conocido como desaceleración económica.
Lamentablemente este escenario de la base económica tendrá correlación e implicará una profundización en la inseguridad alimentaria y en la seguridad ciudadana nivel mundial.
Así la tasa de desnutrición se verá aumentada, bajará la tasa de natalidad con efectos en la pirámide poblacional (mayor envejecimiento de la población) así como las tasas de homicidios, delincuencia y suicidios podrían verse incrementadas.
La arista principal que actualmente caracteriza a la población humana mundial tiene un perfil psicosocial, pues la constituye el miedo.
Ayer temíamos a la guerra nuclear, al narcotráfico y hoy ese bucle se convierte en una triada al sumarse el peligro al contagio microbiano, quedando en la oscuridad, “oculta” pero con relevancia inminente lo que sería la peste de la contaminación mundial, de la cual la Naturaleza se cansa de emitir señales sin ser consideradas y tomadas en serio por las grandes empresas transnacionales, los Gobiernos y el consumismo enajenante que nos ahoga en basura.
¿Debemos esperar a una pandemia ambiental para reaccionar? Pero quizás entonces sería demasiado tarde, pues en esta, a diferencia de las enfermedades virales, no hay vacuna posible ni marcha atrás.
Pero hoy el coranovirus-19 nos presenta la oportunidad de ser solidarios, de abandonar el egoísmo y el dicharacho “porta mí”.
Nos da una alarma de la fragilidad del poder humano sobre la naturaleza que nos debe llevar a la toma de conciencia en la responsabilidad colectiva de enmendar errores.
Quizás nos permita presentarnos al mundo como una sociedad de “igualiticos”.

*Sociólogo, máster en Economía

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Lunes 16 Marzo, 2020

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Dr. Humberto Aguilar Arroyo*

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