Apenas habiendo cumplido la mitad de su mandato, los nombres de quienes competirán por sustituirlo en el 2018 comenzaron a resonar. Ante la agitación de postulaciones, el mismo presidente Luis Guillermo Solís -a inicios de ese año- pidió a los políticos bajar el ritmo a las pasiones electorales, preocupado porque esos intereses afecten las negociaciones de los proyectos fiscales, una meta prioritaria para su administración.
Lejos de escuchar su petición, los deseos de ocupar la silla presidencial han proliferado en distintos partidos políticos, y a lo interno de la Asamblea Legislativa.
En el Congreso ya seis diputados confiesan su interés, y empiezan a trabajar por esa posibilidad. El expresidente de la Asamblea Legislativa Rafael Ortiz, fue el primero en oficializarlo; pero a esa lista de pretensiones se suman: la legisladora libertaria, Natalia Díaz, el también socialcristiano Humberto Vargas, el liberacionista Rolando González, el legislador cartaginés, del partido Alianza Demócrata Cristiana, Mario Redondo, y el último en incorporarse es el diputado cristiano, Fabricio Alvarado, quienes se confiesan explorando la eventual postulación.
“He recibido dentro del partido, voces que me han dicho que yo debo ser el candidato para el 2018, cosa que no es mi prioridad, pero no lo hemos descartado. Estamos valorando cuál debe ser la posición correcta de este diputado, una posición que no me desenfoque”, comentó Alvarado.
Para el politólogo, Sergio Araya, aunque se ha desatado en otros períodos este fenómeno de irrumpir de forma temprana con posibles candidaturas, la ausencia de una posición de liderazgo que genera Solís provoca que se aceleren.
“Existe esa sensación de vacío de liderazgo, y el propio Presidente con su informe del pasado dos de mayo, dejó entrever que su gestión estaba en una etapa inercial, que ya lo que quedaba era administrar lo que se ha venido haciendo. Esa sensación que dejó, -que tal vez no era su intención-, de que ya el Gobierno tiró la toalla, hay que esperar a que termine, constitucionalmente hablando, como que eso encendió aún más las pasiones electorales” detalla el experto.
CONGRESO
PLATAFORMA ELECTORAL
El politólogo además señala que la exposición pública que logran los políticos desde un puesto en el Congreso es históricamente utilizada como plataforma para candidaturas presidenciales, pero en esta administración se ha acrecentado el número de legisladores interesados.
“Ha sido usual en diferentes épocas de la historia política de este país que personas en ejercicio de una función en la que hay mucha exposición pública, como es el caso de la Asamblea Legislativa, comiencen a expresar su interés que aspirar a la Presidencia del país. El elemento novedoso es que son cada vez más los diputados, entendible porque son más las bancadas, los liderazgos que han ido emergiendo
Recuerdo que Miguen Ángel Rodríguez fue diputado, presidente de la Asamblea Legislativa y no terminó el periodo porque se postuló como candidato para la elección siguiente. Hay muchos que han encontrado en la Asamblea Legislativa la exposición necesaria para que la ciudadanía puedo considerarlos como aspirantes”, detalló el experto.
El director ejecutivo de la Asamblea Legislativa, Antonio Ayales, también reconoce esa tendencia. Fue enfático en que a nivel administrativo no hay forma de regular que el trabajo del legislador no se vea afectado por estas intenciones.
“El diputado al ser de elección popular, tiene los mismos derechos y obligaciones que cualquier otro. Es absolutamente responsabilidad de él, sin tener ninguna implicación ni administrativa ni técnica. La responsabilidad del diputado es propia sea o no sea candidato, no tiene ninguna responsabilidad institucional con sus manifestaciones de interés político. Siempre ha habido en todas las administraciones, diputados que manifiestan sus intenciones de candidatear, tal vez en esta oportunidad pueda que haya más, pero siempre han habido. Ha sido parte del accionar de la institución”, enfatizó.
El politólogo, también concluye que hay una carrera entre posibles candidatos por exponerse de primeros para atraer el electorado, pero en su criterio es una estrategia descontinuada.
“Ser parte del supuesto de que si no se sale a tiempo va a quedar rezagado, es un contrasentido. Por ejemplo el PAC fue el partido que comenzó de forma más tardía, y el candidato que comenzó con la desventaja de ser uno de los menos conocidos es hoy Presidente de la República.
Pareciera que los políticos no están entiendo los signos de los tiempos.
La realidad objetiva pareciera demostrar que comenzar tan temprano no es garantía de éxito, pero hay que reconocerlo que casi todos los partidos están en esa lucha” enfatizó Araya.
