La crisis de la educación y el descenso de Costa Rica en las pruebas PISA
Opinión
La noticia sobre el descenso de 8 puestos en pruebas PISA, que se realizan en 81 países por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), solo viene a confirmar lo que ya sabíamos, la educación ha sufrido un fuerte embate y la brecha educativa se ha ampliado. Las razones pueden ser muchas, empezando por la pandemia, aunque algunos podrán aducir que el mundo entero sufrió la pandemia y no todos los países se vieron tan afectados.
La educación, en general, viene luchando contra muchos factores que la han debilitado, desde la calidad de sus instalaciones hasta la pérdida de autoridad de los maestros en el aula.
Son muchas las carencias y las causas que han hecho que la crisis educativa se profundice y nos ubique en la posición 57 de los 81 países, 8 puestos por debajo de la última medición. En ciencia descendimos 5 puestos, en matemática tuvimos una disminución de 17 puntos y 11 menos en lectura, rubro en el que se señala que solo el 53% de los estudiantes de 15 años, a quien se practicó la prueba PISA, pueden identificar la idea principal en un texto de extensión moderada.
Las cifras son verdaderamente alarmantes, jóvenes que saben leer, pero no entienden lo que leen, estudiantes de secundaria que son incapaces de desarrollar una idea y plasmarla en dos cuartillas, tienen, sí, la habilidad de pedir ayuda a la Inteligencia Artificial que les soluciona la entrega de la tarea con un documento x que presentan como propio, pero carecen de las habilidades y el conocimiento básico para hacerlo por ellos mismos.
Los científicos recientemente han denominado el “efecto Google” al fenómeno de la relajación de la memoria, esto es la incapacidad de las personas de retener información en su mente, confiados en los buscadores de internet, que les proporcionan respuestas sin mayor esfuerzo.
Una de las consecuencias de este fenómeno es que a las personas ya no les interesa “aprender”, leer o guardar en su memoria el conocimiento, “el saber” y confían en que la información está almacenada fuera de su mente, en algún lugar y la pueden encontrar con solo un “clic” al alcance de su dedo. Lo que ignoran es que, ese conjunto de conocimientos que se adquieren mediante el estudio o la experiencia, son los que permiten procesar y asimilar información indispensable para el desarrollo de las capacidades naturales de la inteligencia humana. El conocimiento potencia la inteligencia en tanto esté en la mente de la persona y sea capaz de aplicarlo en su vida.
Por otro lado, ya hemos comentado que países como Suecia, Finlandia, Alemania, Francia y Japón han regresado a la escritura manuscrita y a la lectura en libros físicos después de que investigadores de prestigiosas universidades han podido determinar el daño que sufren los niños en su desarrollo neurológico cuando solo recurren a los teclados y los medios digitales.
Podemos seguir sumando factores que nos dan una luz del porqué la educación ha decaído, porque el IQ de las nuevas generaciones es inferior al de sus padres, porque los adolescentes tienen un vocabulario cada vez más limitado y los niños han perdido interés en la lectura y el conocimiento, pero no podemos obviar que hay otros factores que inciden en el tema, como la inversión y la capacitación de los educadores acorde a los retos que enfrentan en las aulas con estudiantes desmotivados, indiferentes y en muchas oportunidades irrespetuosos, avalados por padres permisivos.
El problema de la educación va más allá de los factores antes mencionados, el problema de la educación nace de la falta de formación en los hogares, pues si bien en cierto en las escuelas y colegios se les brinda educación, la formación nace en el hogar, ahí es donde se inculcan valores, como el respeto, la empatía, la integridad y la honestidad, al mismo tiempo que se cultiva el amor al estudio y se fomenta el deseo de superación.
Los costarricenses desde siempre han aspirado a que sus hijos tengan la mejor educación y las oportunidades para surgir, gracias a ello miles de hijos de campesinos y obreros llegaron a las universidades públicas y escuelas técnicas, alcanzando niveles de formación y educación que fueron nuestra carta de presentación en el mundo. Hoy, además de las medidas que tengan que asumir las autoridades, debemos de volver los ojos a los valores familiares que nos legaron los antepasados.
