Los temas país
¿y usted qué opina?
Dieciséis meses después de haber asumido el Gobierno el presidente Rodrigo Chaves, hay que reconocer y valorar, objetivamente, que se ha logrado mejorar las variables macroeconómicas, equilibrar en lo posible la situación fiscal y estar al día en el pago de la deuda pública.
En medio de grandes polémicas políticas, unos a favor y otros en contra, esa es la línea central de trabajo de la Casa Presidencial y del Ministerio de Hacienda. También ha sido la posición técnica del Banco Central. La otra línea de trabajo ha sido de gerencia supervisada en el sector público. Paralelamente, se nos han acumulado tres gravísimas crisis nacionales:
La crisis de inseguridad: Estamos al borde de una catástrofe nacional y seguimos sin una visión integral de políticas públicas en materia de seguridad nacional y ciudadana, más allá de las acciones estrictamente policiales que, valientemente y sin recursos presupuestarios, llevan a cabo la Fuerza Pública, la PCD y el OIJ en medio de una pandemia incontrolada de asesinatos, sicariato, criminalidad organizada y violencia en las calles y en las ciudades.
La crisis educativa: El reciente Informe del Estado de la Educación, sobre los bajísimos niveles de la educación en Costa Rica, son una auténtica vergüenza histórica. La educación fue siempre la principal razón de la excepcionalidad y la singularidad de nuestro sistema democrático en América Latina. Es una crisis acumulada de varios años, pero no es excusa declarar que “es un fenómeno mundial que los niños no sepan leer”. Decir eso es insólito e inaceptable.
La crisis social: Los niveles de pobreza, marginalidad, falta de vivienda y desigualdad social han alcanzado los peores niveles de nuestra historia. Los indicadores señalan un tercio de los habitantes en esta injusta y gravísima situación, pero la realidad es mucho más alta y puede llegar a más del 40% de la población. Esta crisis social ha transformado negativamente a Costa Rica y amenaza, incluso, la sostenibilidad de nuestro sistema democrático.
Desde hace varios años, hemos venido retrocediendo y dejamos de ser un pujante país de oportunidades, cuando tenemos extraordinarias ventajas estratégicas en el medio de las Américas y en el mundo globalizado. Debemos aprovecharlas al máximo, atrayendo más inversión privada directa y nuevas tecnologías, sin dejar de profundizar y fortalecer siempre nuestro Estado Social de Derecho y la vía costarricense al desarrollo económico con justicia social.
La salida, hoy por hoy, pasa por reactivar la economía de exportación y servicios, potenciando al sector de construcción privada y los nuevos desarrollos inmobiliarios y hoteleros para el turismo internacional y nacional.
A la vez, alcanzar un gran ACUERDO NACIONAL en la Asamblea Legislativa, para un potente programa de obras públicas y recuperación de infraestructura, entre el MOPT y las 84 municipalidades. Pero si los factores de poder político no dialogan... el tiempo jugará en contra de Costa Rica.
