Independencia hoy
La voz del Arzobispo
Una vez más, nos preparamos para conmemorar un aniversario de nuestra Independencia patria, resaltando con orgullo que Costa Rica se erige como una nación soberana, exenta de cualquier subyugación. En virtud de esta condición, ostentamos el legítimo derecho de forjar nuestro propio camino, determinar nuestras políticas internas y externas sin injerencias.
La celebración de la Independencia es, pues, una oportunidad para honrar el pasado, celebrar la identidad y la autonomía de nuestro país, y mirar hacia el futuro con esperanza y determinación.
Este recordatorio encuentra eco en los cimientos de nuestra Constitución Política, la cual proclama a Costa Rica como una “República democrática, libre, independiente, multiétnica y pluricultural” (Art. 1, Constitución Política). Esto significa que las decisiones clave sobre leyes, políticas, gobierno y otros asuntos fundamentales son tomadas por los ciudadanos y sus representantes elegidos, y no por fuerzas externas o influencias extranjeras.
Como costarricenses tenemos muchas razones para celebrar pues, casi ininterrumpidamente, hemos vivido una democracia sólida, fundada en principios y valores que nos han dado identidad como país, entre ellos la paz, que es siempre un pilar para construir un futuro mejor. Asimismo, Costa Rica es ampliamente reconocida por sus esfuerzos en la protección del medio ambiente, la defensa de los derechos humanos y por un Estado Social de Derecho.
Recordemos que la independencia no es un hecho consumado sino una conquista diaria y, por ello requiere de nuestro esfuerzo constante y continuo para preservarla y fortalecerla. También, implica mantener la autonomía y la soberanía a lo largo del tiempo.
La nación debe defenderse de posibles amenazas internas y externas que podrían socavar su independencia. Esto podría incluir estar alerta y luchar contra la manipulación de ideologías importadas y preservar los valores y principios que sustentan nuestra autonomía; lo que implica constantemente enfrentar desafíos, superar obstáculos y defender nuestras propias determinaciones y creencias.
En nuestra historia reciente, hemos visto como la colonización ideológica, con su conjunto de creencias, valores, ideas y perspectivas, propias de una ideología, se quiere imponer a la población costarricense, desde la educación, los medios de comunicación, la propaganda política, y otros medios de influencia social con miras a la transformación de la visión de persona humana y sociedad. Así, en su lugar, se impone una contra cultura, que induce a manipular la manera de pensar y actuar de los habitantes.
Ante sistemas económicos internacionales y sus imposiciones que exige reglas y regulaciones que debemos cumplir, se limita la libertad para tomar nuestras propias decisiones en el campo económico. Lo anterior afecta el beneficio de la mayoría de nuestros ciudadanos y en particular de los más empobrecidos.
En esta fecha de independencia patria, pidamos al Señor fortaleza y guía para celebrar con orgullo que somos una nación soberana, construida desde principios cristianos, con valores de autodeterminación y paz; recordando que la libertad sigue siendo un don y una responsabilidad.
*Arzobispo Metropolitano
