Entre enero y noviembre del presente año la Policía de Tránsito logró detectar a 2.122 conductores en estado de ebriedad por lo que debió enviarlos al Ministerio Público para la respectiva acusación penal.
Esto tras realizar 21.012 pruebas de alcohol en operativos llevados a cabo con este propósito. A pesar de que la cifra es baja, el director de la Policía de Tránsito, Mario Calderón, pide que no se baje la guardia y se continúe luchando por sacar a estos infractores de las carreteras.
“Acá el problema es evidente, no podemos sentirnos tranquilos porque solo uno de cada 10 conductores conduce ebrio, porque sería como decir que solo uno de cada 10 muertos en carretera murió por esta causa y lo cierto es que son 41 vidas que se pudieron salvar, la fatalidad se pudo evitar. Hay situaciones como un derrape, una maniobra incorrecta, que causan desgracias, pero morir o matar por alcohol al volante es un acto premeditado de violencia”, acotó Calderón.
Añadió que si esta cifra se compara con la del año anterior, el panorama no es alentador, ya que los sorprendidos con copas de más fueron 1.904 conductores, es decir, el periodo actual rebasa en 218 infractores al 2015.
Pero a estos se suman 281 casos de conductores que fueron sancionados con ¢309.574,47 y acumularon 6 puntos en la licencia, pues a pesar de que conducían con un nivel de alcohol que no amerita sanción penal, sí tiene una multa según lo establecido en la legislación nacional.
Finalmente, hubo otras 580 personas que dieron positiva la prueba de alcohol, pero su nivel en sangre era tan bajo que no fueron sancionados de ninguna manera en apego a la Ley de Tránsito.
“Entendemos que las personas quieren tomarse unos traguitos de licor para celebrar el fin de año, la Navidad, el fin de su esfuerzo laboral de un año, entonces es fácil hacerlo sin peligro: dejen el carro en la casa”, concluyó Calderón haciendo un llamado a la prudencia.
