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Opinión

Asamblea Legislativa: Un paso adelante… dos pasos atrás

Franklin Carvajal B*

La actual Asamblea Legislativa entró hace más de un mes en su Tercera Legislatura en una atmósfera difusa, en donde no es la ausencia de temas o proyectos, sino más bien la ausencia de voluntad por coincidir y avanzar, lo que está bloqueando la generación de legislación e incluso, la implementación de debates serios y necesarios sobre problemática nacional.

Y no es que el parlamento esté paralizado. Siempre aparecen proyectos, generalmente de naturaleza comunal, poco controversiales, que se tramitan y se aprueban, pero no son los que el país está reclamando. Durante mucho tiempo, desde Cuesta de Moras se levantaron dedos acusadores apuntando hacia Zapote por no alimentar con proyectos fuertes la agenda legislativa y por la ausencia de diálogo con las bancadas.

Ese es un reclamo siempre presente en el discurso de la oposición, alimentado por torpezas de Casa Presidencial, pero que al menos en lo que va del presente año, y sobre todo en el despegue de esta Tercera Legislatura, ha sido sustancialmente mejorado. Tanto en lo que respecta a proyectos de naturaleza fiscal, como otros relacionados con derechos humanos, entre una agenda bastante frondosa, por supuesto no toda propiciada por el Ejecutivo, hay mucho por discutir y tramitar, y en cuanto al diálogo Gobierno-Asamblea, el Viceministro de la Presidencia casi que trasladó su escritorio, grapadora incluida, a Cuesta de Moras, y se han dado encuentros más frecuentes con el propio ministro del ramo y el Presidente de la República, particularmente en relación con la agenda fiscal.

En este campo, pareciera que se ha zanjado una vieja crítica de la oposición, aunque el diálogo más fluido no se ha reflejado en el trámite propiamente de los proyectos, donde se mantienen diferencias importantes por el fondo y particularmente en el orden de las iniciativas: recortar gastos, o aprobar nuevos impuestos, lo que provoca que con demasiada frecuencia se da un paso adelante, pero se retrocede dos.

Ahora bien, al margen de lo que son los tradicionales encuentros y desencuentros entre los Poderes Legislativo y Ejecutivo, hay una situación interna del parlamento, de su dinámica intrínseca, que no está facilitando el trámite de las iniciativas y la construcción de un derrotero que le fije nortes al rumbo legislativo.

Extorsión. Hace pocos días, el plenario se dedicó a rechazar avocaciones planteadas a proyectos en la agenda de las comisiones plenas, cuyo propósito era exclusivamente paralizar el funcionamiento de estos organismos porque una diputada reclamaba el derecho de estar en la Comisión de la Mujer. Desde hace mucho rato que estas comisiones, creadas para desaguar el orden del día del plenario, han sido víctimas de una suerte de secuestro extorsivo, porque por “una sacada de clavo”, un reclamo o un conflicto entre diputados, la votación de sus asuntos se paralizan por la presentación de una avocación, que no requiere de trámite ni de votación y la puede presentar un solo diputado, en el momento que se le ocurra.

Situación similar se da con la presentación de mociones sobre un proyecto determinado, que en no pocos casos se hace con el afán de bloquear su trámite, y no para mejorar su contenido. En estos momentos, en la Comisión de Asuntos Jurídicos se encuentra en primer lugar de su orden del día el expediente No. 18481, Ley de Sociedades de Convivencia, presentado el 7 de junio de 2012; es decir, hace exactamente cuatro años, que consta de 15 artículos, y se encuentra estrangulado por 16 mociones de orden y 367 mociones de fondo, de muy discutible contenido y pertinencia, y que no va a permitir su discusión a corto plazo.

En estas condiciones, la esencia misma del parlamento, el debate y la tramitación de proyectos de ley, amén del control político, se ve violentamente fracturado por quienes, por la vía de las avocaciones o de los carretillos de mociones, amordazan la discusión y paralizan la dinámica parlamentaria, cometiendo un verdadero “secuestro extorsivo”.

En los parlamentos democráticos y modernos los asuntos se discuten a profundidad, con calor y hasta agresividad, pero finalmente se votan. A favor o en contra, pero se votan. Aquí se está privilegiando una tercera vía: ni discutir ni votar.

Hoy en día, en la agenda de los parlamentos latinoamericanos, para ubicarnos en nuestro contexto, los temas de naturaleza fiscal y de derechos humanos ocupan los primeros lugares, y se están generando riquísimos debates, con las posiciones más contrapuestas, pero se discute, se debate y se trata de conseguir posiciones consensuadas. Sólo aquí no. 

 

*Analista legislativo

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Martes 21 Junio, 2016

HORA: 12:00 AM

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