A partir de hoy los profesionales que necesiten la ketamina para la atención de sus pacientes, sea humanos o animales, deberán saber que se encuentra en la lista de sustancias sometidas a fiscalización a raíz del mal uso que se le ha dado al medicamento.
La decisión la tomó la Junta de Vigilancia de Drogas, en conjunto con el Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD), porque el año pasado 19 pacientes atendidos en el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) reportaron el consumo de ketamina.
La información suministrada por el Ministerio de Salud indica que la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas en Población de Educación Secundaria del IAFA de 2012 mostró que el 11,7% de los estudiantes dijo haber consumido ketamina alguna vez en su vida. Además el Laboratorio de Química Analítica del Departamento de Ciencias Forenses del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) informó sobre el hallazgo de ketamina en las drogas que son judicializadas.
El Ministerio de Salud además valoró el estudio realizado por el ICD denominado “Relación entre el delito y el consumo de drogas lícitas e ilícitas en adolescentes infractores de la ley del Centro de Formación Penal Juvenil Zurquí durante el primer semestre de 2014” y se mostró una prevalencia del uso de ketamina del 41,2% entre quienes estaban sentenciados en este reclusorio.
ALIVIA DOLOR
Según la página del ICD, la ketamina es un anestésico que fue aprobado en 1970 para uso médico, tanto en seres humanos como en animales. Alrededor del 90% de la que se vende legalmente se destina a uso veterinario.
Se indica que este medicamento causa distorsión visual, sonora y hace que los consumidores se sientan desconectados y fuera de control. El uso de la droga puede trastornar los sentidos, el juicio, y la coordinación durante un lapso de hasta 24 horas, luego del consumo sus efectos alucinógenos normalmente duran entre 45 y 90 minutos.
El uso de la ketamina se ha visto asociado a problemas graves, tanto físicos como mentales y puede causar depresión, delirio, amnesia, trastornos de las funciones motoras, presión arterial elevada, y problemas respiratorios potencialmente mortales.
En este momento la ketamina, se comercializa en farmacias veterinarias, con receta controlada, en coordinación con el Servicio Nacional de Salud Animal. Al ser incluidas dentro de la lista de sustancias fiscalizadas, su compra será más controlada.
