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Opinión

Mano femenina invisibilizada en la reforma procesal laboral

Ana Victoria Badilla Villanueva*

La reforma procesal laboral (RPC) que entra a regir a partir de este 25 de julio, no solo marca un hito histórico en el desarrollo del derecho laboral patrio, sino que ubica a Costa Rica en el contexto internacional como un país de avanzada en una materia tan importante en el ámbito social.

Esta normativa es producto de un esfuerzo de muchos años, desde el momento en que el Poder Judicial dio a conocer el primer borrador preparado por el Magistrado Orlando Aguirre y su posterior análisis y revisiones. Muchas vicisitudes enfrentó el proyecto de ley, hasta su beneplácito por la Asamblea legislativa en setiembre de 2012 y su inmediato veto al mes siguiente. Posteriormente, para beneficio del sector trabajador, en diciembre de 2014, el presidente Luis Guillermo Solís levantó el veto, que pese a los obstáculos subsiguientes, marcó el inicio del fin de las dificultades para su aprobación.

La RPC cambia de manera radical la legislación laboral, pues incide en más de la mitad, 342 artículos del actual Código de Trabajo (que tiene 624). Estas modificaciones se refieren a materias tan delicadas como los temas de riesgos laborales, derecho laboral colectivo, trabajadora embarazada, actos discriminatorios, etc. Así pues, en Costa Rica los trabajadores disfrutarán de los beneficios de una ley que en mucho mejora su condición y les permite luchar en un plano de mayor igualdad contra las injusticias que por mucho tiempo se han propiciado en este campo.

Cada vez que escuchamos hablar de la RPC se mencionan los nombres de muchos destacados juristas, todos varones, cuyos esfuerzos, indudablemente la han llevado a buen puerto. Sin embargo, como mujer estoy obligada a rescatar que desde el año 2003 la RPC ha sido conducida, apoyada y sustentada por una mano femenina, el nombre de cuya dueña no ha sido mencionado como la Madre de la RPC, la Magistrada Julia Varela Araya.

Ella tomó el borrador como si fuese un hijo y – todos los caballeros que trabajaron en la elaboración de la ley, no podrían contradecirme – luchó desesperadamente por él en todos los ámbitos. Doña Julia quien desde el año 2003 ostenta la presidencia de la Comisión de la Jurisdicción Laboral, tomó como su estandarte la RPL y no cejó en su constante lucha porque la misma fuese aprobada.

Reconocimiento. No apoyo los movimientos feministas que exigen que se nos otorgue un lugar por cuotas, pero reclamo cuando el esfuerzo de una mujer se ignora, cuando otras mujeres que tienen el poder para destacar la labor desconocen la sororidad y lejos de realzar el esfuerzo, tratan de “disimularlo.”

Me sorprende que la Comisión de Género del Poder Judicial, conocedora del trabajo desarrollado por doña Julia desde la Presidencia de la Jurisdicción laboral, a partir del 2003, no haya reclamado el reconocimiento a la labor femenina.

Incluso, cuando el proyecto se hizo ley, redobló el trabajo desde la Comisión de la Jurisdicción laboral para que, en el plazo de 18 meses en que entraría en vigencia, lograr que la estructura de la jurisdicción estuviera a punto para su ejecución, y que quienes tendrían esa responsabilidad tuvieran la capacitación adecuada. También esto lo logró.

Sin demérito de otras personas que contribuyeron al proceso de este logro histórico, el esfuerzo, trabajo y aporte desplegado por doña Julia Varela debe ser reconocido, y si bien pueden existir varios posibles padres, ella es, sin duda, la madre de esta ley.

 

*Abogada

 

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Martes 25 Julio, 2017

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