Respeto ante todo

Editorial

“Precisamente por esta forma tan reprobable de atender a los pacientes es que muchas veces no les hacen caso y luego termina ocurriendo una desgracia, porque alguien se da el tupé de decidir por otro si el dolor que siente es mucho o poco, o si su patología es grave o no… en ocasiones, hasta secretarias y guardas se dan semejantes atribuciones”.

Independientemente de lo que hayamos estudiado, del puesto que tengamos en donde trabajemos, de lo que ganemos y de lo mucho o lo poco que tengamos, todos debemos de dar el mismo respeto a nuestros semejantes y recibirlo de vuelta.
En las últimas horas, ocurrieron dos hechos en que se vieron lesionadas otras personas por falta de humanidad, de amor al prójimo y hasta de vocación.
Primero está la denuncia presentada por un asegurado, quien alzó la voz porque un grupo de doctores anotó cosas a la par de su nombre haciendo alusión a su esposa, a la que identificaron como “abogada loca”.
Si bien sabemos que muchos nos ponemos sensibles cuando se nos enferma un familiar, nadie puede tildarnos de nada, porque si no lo sabían es una falta de respeto darle este tipo de calificativos a las personas, más si vienen de parte de quienes se presume deben ser funcionarios muy bien educados y a los que les corresponde mostrar respeto por el paciente, a quien se destinan todos los esfuerzos de su trabajo.
Posiblemente, como ha sucedido en muchas otras ocasiones, los guardas, los doctores o los enfermeros deciden qué es lo que le quieren contar a los familiares y, seamos realistas, ante un problema de salud resulta injusto que no se dé a conocer la información completa para saber qué decisión se toma.
Ante este escenario, la esposa del asegurado pidió la información completa y, en lugar de ayudar y agilizar el proceso, algún graciosito halló mejor poner el calificativo de loca a la par del nombre de su marido.
Dejemos esto claro, aunque usted tuviera problemas psiquiátricos, de igual forma merece un trato respetuoso, no por eso le van a negar la atención o peor aún dejar de creerle lo que siente porque el que está ante un escritorio piensa tener la potestad de decidir si usted se siente mal o no.
Precisamente por esta forma tan reprobable de atender a los pacientes es que muchas veces no les hacen caso y luego termina ocurriendo una desgracia, porque alguien se da el tupé de decidir por otro si el dolor que siente es mucho o poco, o si su patología es grave o no… en ocasiones, hasta secretarias y guardas se dan semejantes atribuciones.
Tras sospechar que se venía una denuncia, como siempre, se quisieron quitar el tiro y lo más cómodo fue eliminar la hoja, hacer como si nada hubiera pasado, sin embargo, no contaban con que los afectados tenían pruebas sobre la falta de respeto ocurrida.
El segundo acto bochornoso se dio en el Hospital de Heredia, donde un grupo de antivacunas decidió invadir el lugar con la excusa de que no le daban salida a un menor porque no contaba con la inmunización de covid-19.
Sin embargo, para solucionar esa clase de situaciones existen los procesos legales, mediante los cuales se puede arreglar las cosas y, en caso de que exista un modo incorrecto de proceder, pues se determinará a los culpables, sin embargo, algunos manifestantes decidieron tomar la justicia en sus manos.
En caso de no querer que se inyectara al menor, había otros métodos y procedimientos para evitarlo, sin hacerle daño a nadie ni mucho menos armarse un espectáculo con escándalo incluido en un recinto donde precisamente van personas porque se sienten mal de salud, no porque estén jugando ni fueran ahí para salir un rato de la casa.
Esto lo hicieron sin pensar siquiera en todas las personas que estaban esperando atención porque se sentían mal, ni todos aquellos que perdieron sus citas por unos cabezas calientes que entraron a un hospital sin meditar todo el daño que causarían.
Por este bochornoso acto quedaron detenidas varias personas, sin embargo, habrá que ver si ocurre lo de siempre, que no pasa nada y, una vez que sucede de todo, al final todos para la casa.
El respeto viene en las dos vías. Si no queremos que nos falten el respeto debemos empezar nosotros por tratar a los demás de forma adecuada, sin violentarlos de ninguna manera, porque no sabemos cómo van a reaccionar las otras personas.
La Caja Costarricense de Seguro Social no debe perder su rumbo, al tratarse de la institución más importante del país, por lo que representa para la seguridad social. Es necesario que Román Macaya, junto con sus gerentes, como autoridades de esta entidad pública, hagan una revisión detenida sobre las quejas de los asegurados, más cuando se trate de agresiones físicas ocasionadas por las contrataciones a terceros. Esta última acción es fuertemente criticada por las organizaciones sindicales, quienes ven la intención de privatizar otros servicios, a lo cual se oponen rotundamente.