En medio de la difícil situación que enfrentan por las bajas ventas, frijoleros de Upala, Alajuela, se convirtieron en víctimas de unos estafadores que les robaron 100 quintales de frijol, valorados en aproximadamente ¢4 millones.
Se trata de la Asociación de Productores de San José de Upala, la cual está integrada por 60 afiliados que se dedican a la venta de este grano.
DIARIO EXTRA conversó con Oswaldo Jiménez Salazar, tesorero, y Luz Mora Mejías, líder representante del programa. Según contaron, el lunes anterior realizaron una actividad en el centro de San José con el objetivo de vender la mayor cantidad de frijoles para ayudar a los pequeños productores.
Durante el evento una mujer y un hombre, ambos de aproximadamente 40 años, acompañados por un niño se acercaron al presidente de la Asociación para indicarle que estaban interesados en comprar 100 quintales de frijol valorados en ¢3.800.000, según explicó Jiménez.
Los sospechosos se hicieron pasar por empleados de una empresa llamada Comedores Escolares y manifestaron que en apariencia necesitaban el producto cuanto antes para llevarlo a centros educativos.
LOS PONEN A CORRER
De acuerdo con Jiménez, ante la urgencia de los supuestos compradores no les quedó más que ponerse a correr para regresar a Upala y preparar los 100 quintales.
El martes a las 3 p.m. el sospechoso los contactó vía telefónica para confirmar que entregarían el producto. En la llamada este indicó que el miércoles realizaría el depósito en horas de la mañana y el jueves se encontrarían en el centro de San José para retirar los quintales frente al Mercado del Mayoreo.
Efectivamente así fue. El miércoles el estafador acudió a una sucursal del Banco Nacional para realizar el pago de los ¢3,8 millones con un cheque, por lo que en la entidad le entregan el recibo, que en horas de la tarde hizo llegar a los afectados mediante una fotografía vía WhatsApp.
Así las cosas y confiados en que el dinero estaba en la cuenta bancaria, los frijoleros salieron de Upala el jueves en la madrugada en un camión con los 100 quintales y a las 7:25 a.m. llegaron a la capital.
“Todos confiamos en este señor y dijo que ocupaban 150 quintales más, que le urgía que le trajéramos los 100 primeros a San José y que luego le lleváramos el resto porque eran para unas escuelas”, narró Jiménez.
SOSPECHOSO
Una vez en el punto acordado los afectados se encontraron con el conductor de un camión y siete hombres, quienes les indicaron que se encargarían de pasar los sacos al vehículo de carga pesada para llevarlos hasta el supuesto comprador.
Jiménez y Mora contaron que durante la transacción notaron una actitud sospechosa en el conductor, incluso le preguntaron por el comprador porque necesitaban hablar con él, pues en el recibo del banco notaron que les depositaron ¢500.000 más.
Ante la consulta, el hombre solo les dijo que luego conversaran del tema con el encargado. Minutos después se retiró del sitio, mientras que Jiménez y Mora regresaron a Upala.
Luego de casi cuatro horas de viaje ambos seguían con la duda sobre el negocio, por lo que cuando pasaban por Cañas decidieron ir a la sucursal del Banco Nacional para consultar si la plata estaba en la cuenta. En ese momento se llevaron la lamentable noticia de que nunca les depositaron los millones.
“Uno qué se va imaginar que alguien iba a aprovecharse de gente humilde, agricultora. Si nosotros no pagamos esa plata, la cooperativa se nos cae porque está apenas en proceso la cédula jurídica.
Esto nos afecta porque estamos apenas empezando un proceso de agricultores que cuenta con 60 afiliados. Estábamos muy optimistas, pero al llevarnos este garrotazo ¿ahora qué hacemos?”, expresó Jiménez.
SIN RESPUESTA
Al percatarse de que el dinero nunca llegó a su cuenta, los afectados inmediatamente comenzaron a llamar al supuesto comprador. Este únicamente contestó la primera llamada y les dijo que estaba en una reunión que le impedía hablar en ese momento.
Debido a esto les aseguró que los llamaría, pero hasta la fecha siguen sin saber nada del hombre y cada vez que intentan comunicarse con él solo escuchan el correo de voz.
Por eso los afectados decidieron acudir al Organismo de Investigación Judicial (OIJ) para interponer la respectiva denuncia con la esperanza de que las autoridades les ayuden a ubicar a los estafadores. El caso se tramita en el expediente 20-000190-0798-PE.
“Es muy triste para nosotros llevarnos este golpe porque tal vez para muchos no es tanta plata, pero ha sido una experiencia muy dura porque además de lo que estamos pasando, ¿cómo podemos ir donde los productores y ponerles la cara?, ¿cómo pagarle a esa gente que queremos ayudar?”, manifestó Mora.
CUENTA CERRADA
Consultados sobre lo ocurrido, en el Banco Nacional confirmaron que efectivamente una persona llegó a la sucursal ubicada en Alajuelita para hacer un depósito en la cuenta de los afectados, sin embargo se hizo con un cheque que pertenece a una cuenta que está cerrada.
Francisco Gamboa, director de Relaciones Institucionales, explicó que cuando a la entidad bancaria llega una persona a depositar un cheque de otro banco se emite un comprobante, pero para que se materialice la acreditación se procede a realizar las respectivas consultas entre ambas instituciones en lo que ellos llaman cámara.
“Esa consulta puede arrojar que el cheque no tiene fondos o es de una cuenta cerrada, como en este caso. Como siempre, sugerimos a los clientes que para corroborar la acreditación de un depósito lo que debe hacerse es ingresar digitalmente a las cuentas a consultar el estado y si eso no le es posible por alguna razón presentarse a una oficina y no dejarse llevar bajo ninguna circunstancia por la imagen, pues puede ser hasta falsa”, explicó.
Agregó que cuando se hace una transacción con cheque el cliente debe esperar 24 horas para que se refleje en su cuenta el dinero depositado.
NO SABEN NADA
Tal como se observa en la imagen, el camión involucrado en el traslado de los quintales es el Hino placa C-150332. En un costado del automotor se lee “Transportes y Mudanzas” junto al teléfono 2214-0397.
Aunque el teléfono ya no existe, este pertenece a una mujer de apellido Pérez y al ser consultada sobre lo ocurrido, su esposo explicó que ellos no tienen ninguna empresa de transportes, únicamente el camión que un allegado utiliza para hacer fletes o viajes casuales.
Agregó que por el momento desconocen qué ocurrió en la transacción con los frijoleros, pues tenían que preguntarle al conductor si sabía algo de la compra del grano.
PERIODISTA: Mónica Matarrita Mora
EMAIL: [email protected]
Sábado 14 Marzo, 2020
HORA: 12:00 AM
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