¡Se nos olvidó Ángela Acuña Braun!
Marcela Chacón
El 30 de julio de 1950 nuestra historia dio un giro tras la lucha iniciada por la Liga Feminista de Costa Rica en 1923 bajo la dirección de Ángela Acuña: las mujeres finalmente pudimos votar tras habérsenos reconocido el derecho al sufragio en la Constitución Política de 1949. Este hecho no es cosa menuda ni mucho menos azarosa; requirió de la presencia, perseverancia y tenacidad de mujeres valientes ante el Congreso de la República año con año durante 26 calendarios, insistiendo en nuestros derechos y, por tanto, esa fecha marca un antes y un después en la democracia costarricense.
Desafortunadamente, muchas de mis queridas congéneres pasan por alto el hecho de que quienes abrieron camino para nuestras generaciones tuvieron que enfrentar una sociedad conservadora, en la que cualquier propuesta femenina era vista como sublevación o herejía, cayendo en conceptualizaciones no muy distantes de aquellas en las que nos categorizaban durante la Inquisición.
Es por ello que no puedo tolerar el trillado “no hay por quién votar” tras el que se escudan tantas mujeres, ni que sigamos engrosando las cifras de los desencantados que se abstendrán de ejercer su derecho de elegir a las autoridades que regirán el destino del país en el próximo cuatrienio. Mujeres, representamos la mitad de la población de Costa Rica y, por tal razón, tenemos en nuestras manos el futuro de esta tierra que tanto amamos. Analicemos lo que esto significa porque contamos con el bendito derecho y el serio deber de decidir quiénes estarán a cargo de nuestra economía, infraestructura, educación, salud, seguridad, agricultura, ambiente y demás sectores que componen el aparato estatal, y no se vale hacernos las desentendidas y dejar la decisión a la otra mitad, a la que tradicionalmente ha tenido una participación preponderante dentro del plano político nacional.
Admiro a Edna Camacho, Vicky Gamboa, Epsy Campbell y Cecilia Moreira, entre otras, porque cada una de ellas me representa y por ello hoy hago un llamado a todas mis colegas mujeres para que dejemos de lado la apatía y que pensemos por quién votar.
Gracias a las modificaciones legales impulsadas por muchas personas conscientes de la necesidad de la paridad de género en los cargos de elección popular, desde el año 2009 es mandatorio que en las listas de puestos elegibles el 50% de los renglones esté ocupado por mujeres.
A pesar de que en la última administración no pudo alcanzarse el porcentaje esperado, el 2018 se nos presenta como una nueva oportunidad para que cada una de nosotras se convierta en abanderada de tan maravillosa posibilidad con la que sueña un enorme número de países alrededor del orbe.
A usted y a mí nos tocó vivir en una época en la que nuestros derechos han estado vigentes; pero no olvidemos a Ángela Acuña, nuestra ícono del sufragio, primera mujer graduada de bachiller del Liceo de Costa Rica, primera abogada de Costa Rica y luchadora incansable por nuestros derechos. ¡A votar todas!
