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Opinión

59 acuerdos nacionales

Fernando Berrocal

Hay que agradecerle a Roberto Artavia y Miguel Gutiérrez, dos distinguidos intelectuales independientes, que hayan logrado un diálogo constructivo entre los partidos políticos y que, después de un proceso de siete meses, a partir de una iniciativa del diputado Ottón Solís, hayan consensuado 59 acuerdos nacionales, en el que todas las fuerzas políticas del país podrían coincidir. 

Digo podrían, porque en política, en este país, nunca se sabe.

El paso es gigantesco. El asunto, ahora, es pasar de las palabras a los hechos y concretar en realidades tangibles y ciertas, esos 59 acuerdos nacionales, en medio de una campaña electoral que presagia ser dura y difícil, en la que nada está claro ni definido y en la que cualquier cosa puede suceder, por la debilidad de los partidos políticos y la existencia de un 65% de ciudadanos desilusionados de la política, los políticos y los partidos políticos.

Por ello, el reto que sigue es igualmente gigantesco y mucho se avanzaría si esos 59 acuerdos nacionales, independientemente de las inevitables chispas y encontronazos que se generarán en el proceso electoral, sirvieran de marco referencial y compromiso real para los programas de gobierno que presentarán los candidatos y sus partidos políticos. Eso sería otro gran paso.

De esa forma, en la perspectiva de mayo del 2018, el que finalmente sea electo presidente de la República tendría un buen plan de arranque para su gestión y para generar y negociar acuerdos nacionales, antes del bicentenario de la Independencia Nacional en el 2021. Una fecha icónica para Costa Rica.

Así, el futuro gobierno podría no tener un arranque difícil, sino un inicio fundamentado en una negociación de siete meses y en un consenso que incluye a los partidos políticos de izquierda, los del centro y los más conservadores y de derecha. Ahí hay un escenario real de trabajo serio.

Si esa realidad se aprovecha bien y con inteligencia y audacia política, mucho se avanzaría en un país en el que, en los últimos años, casi no hemos estado de acuerdo en nada fundamental y cuyos avances hacia el siglo XXI se han resuelto a mitades y con gran desconfianza de unos sectores frente a los otros, con la mitad de la población a favor y la otra mitad en contra, como fue el caso del TLC y en temas importantes de apertura y Reforma del Estado.

Este proceso de análisis y negociación pone de manifiesto que, a la hora de analizar en serio y responsablemente los problemas nacionales, las diferencias de criterio sobre la agenda nacional, no son tan grandes como parecieran ser entre los partidos políticos. Tampoco y seamos sinceros, no son muy amplios los márgenes reales de acción para un país del tamaño de Costa Rica.

Entonces, si contamos con esa buena base de 59 acuerdos nacionales, lo que debería seguir es mucha capacidad de negociación para hacer viables esas convergencias y transformarlas en obras y acciones que signifiquen mejores condiciones de vida para todos, en un país de oportunidades y sin exclusión.

Simplemente digo… ¡Manos a la obra!

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Jueves 06 Julio, 2017

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