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Opinión

El acuerdo con Irán y sus repercusiones económicas

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Luego de una década de reuniones entre los representantes de la República Islámica de Irán y las principales potencias del mundo, se ha llegado el jueves 2 de abril a un acuerdo preliminar sobre el programa nuclear de aquel país, que deberá ser ratificado el próximo 30 de junio. 

 Al principio las negociaciones incluían solamente a la troika europea: Inglaterra, Francia y Alemania. Luego se incorporaron Estados Unidos, Rusia y China, con lo cual el grupo quedó conformado por los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas más Alemania. 

 El acuerdo queda sujeto, por el lado de los Estados Unidos, a la aprobación del Congreso. Pero es de esperar que tratándose de un acuerdo político multilateral - muy diferente al caso cubano- al Congreso no le quedará otra opción que aprobarlo. A pesar de que todo lo que huela a Obama tiene una fuerte oposición por parte de los republicanos. 

El embargo petrolero, comercial y financiero impuesto por la Unión Europea contra el cuestionado programa nuclear iraní se intensificó a partir de julio del 2012, pero desde hace 30 años ya los Estados Unidos habían roto relaciones con la República Islámica, luego de la toma de su embajada en Teherán al principio de la revolución islámica. Y los Estados Unidos han venido imponiendo sanciones comerciales y financieras, que han repercutido en el funcionamiento de las instalaciones petroleras con un atraso de décadas, por la imposibilidad de acceder a la tecnología con patentes estadounidenses. 

Al embargo comercial también se sumó Japón y últimamente la India. 

La economía iraní se ha deteriorado sensiblemente a raíz del descalabro de la administración de ocho años de Mahmoud Ahmadinejad, que tuvo a su alcance $700.000 millones de ingresos petroleros, pero que se evaporaron con su Ley de Orientación de Subsidios. A lo cual hay que sumarle los efectos del embargo que obligó a los iraníes a reducir sus ventas de petróleo, pasando de 2.5 millones de barriles diarios antes del castigo coordinado, a un promedio de 1.3 millones. Y al descenso en los precios del petróleo, producto de la debilidad de la demanda mundial y del incremento en la oferta por parte de la industria no convencional. 

En la actualidad, la economía de este país tiene una inflación del 40% -algunos creen que podría ser incluso de 60%-, el desempleo es superior al 20% y su moneda el Rial ha perdido la mitad de su valor con respecto a las monedas fuertes. 

 Esta situación económica de la República Islámica ha impulsado a sus gobernantes a ceder ante las pretensiones de los países del Consejo de Seguridad, que inicialmente eran las de suspender el enriquecimiento de uranio, pero que se transformaron en un plan de limitaciones temporales del programa nuclear. De tal manera que si Irán decidiera fabricar una bomba, necesitaría al menos un año para hacerlo y la comunidad internacional tendría tiempo de reaccionar. 

A cambio de ello, la República Islámica va a obtener un progresivo levantamiento de las sanciones económicas y financieras. 

Desde el punto de vista de política internacional, conforme avancen los plazos en el cumplimiento de las restricciones impuestas - y sobre todo que Irán deje de pensar que el único objetivo de los EE UU era el cambio de régimen- es de esperar que se produzca un mayor acercamiento entre ambos países; y esto será un gran aporte a la paz del Oriente Medio.

Desde el punto de vista económico, es muy probable que en el corto plazo este acuerdo sea la estocada final para llegar a otro nivel de precios de alrededor de $40 el barril, en vez de los $50 actuales, tomando en cuenta que la República Islámica es el tercer productor de petróleo de la OPEP y el sexto en el mundo; con alrededor de 3.5 millones de barriles de crudo al día. Y que actualmente se estima que el país tiene 30 millones de barriles de crudo almacenados, que inundarían el mercado petrolero que ya de por sí está sobrecargado. 

PRECIOS. Este nuevo nivel de precios no es aún problema para la producción árabe, cuyos costos marginales son de $20 el barril, aunque sí podría serlo para los productores norteamericanos del petróleo de esquisto, que es de $50. Y por supuesto para Venezuela cuyo punto de equilibrio es de $60, según estimaciones de su propio gobierno. 

Para el mediano plazo se prevé que el gobierno iraní invite de nuevo a las grandes empresas petroleras que fueron expulsadas y a grandes empresas chinas, con el objeto de incursionar en nuevas exploraciones petroleras, teniendo en cuenta sus enormes reservas que lo sitúan terceros en el mundo. 

La combinación de todos estos factores nos tienen que llevar a la conclusión que estamos a las puertas de un nuevo orden en el mercado petrolero en forma prolongada; ya no solamente por el aumento en la producción de petróleo no convencional, sino por el despertar de un gigante en la industria, con lo cual los niveles bajos de precios se podrían extender por mucho tiempo. 

 

*Economista

 

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Martes 14 Abril, 2015

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Juan Antonio Rodríguez Carazo*

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