La reforma que se gestiona en la Asamblea Legislativa y ya pasó el primer debate mantiene privilegios fiscales históricos que favorecen a ciertos grupos de la población.
Esta es una de las conclusiones a las que llegó el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) después de analizar el contenido del proyecto de ley 20.580.
Abelardo Medina, coordinador del Área de Análisis Macrofiscal, presentó este martes los resultados en una rueda de prensa. A manera de ejemplo mencionó a las cooperativas y las zonas francas.
“Lo ideal hubiera sido eliminar todos los tratamientos especiales, salvo aquellos vinculantes a la justicia tributaria como la canasta básica. El problema que ustedes tienen es ¿cuánto tiempo hay? El gobierno trata de ganar tiempo y dar oxígeno, pero esta reforma será insuficiente”, explicó.
Medina manifestó que no quisiera ser pesimista, pero en países como Guatemala y El Salvador llegado el momento no pudieron pagar a los médicos y los maestros. “El costo social fue enorme”, acotó.
IMPOSIBILIDAD DE COBRO
No obstante, y quitando el sentido de urgencia, el experto enfatizó en que en Costa Rica no existe una estrategia para mejorar el rendimiento tributario porque la evasión en ventas ronda el 31% desde 2012 y el 60% en renta.
También enfatizó en que el país cada vez recauda menos de lo que debería por los impuestos y así se ha visto a lo largo de los últimos años.
Eso el Icefi lo atribuye a dos factores: más evasión fiscal y más tratamientos tributarios preferenciales, como exoneraciones.
“Lo que va a ver cualquier extranjero de Costa Rica es que el sistema tributario rinde menos y no por cambios legales, sino por la imposibilidad de cobrar mejor”, recalcó.
Además dijo que la estructura tributaria sigue siendo regresiva porque el 64% de los impuestos se le carga al consumo.
Otra deficiencia del país es que no hay control sobre los flujos de capitales ilícitos y un descuido en la transformación de renta mundial.
“Costa Rica podría aumentar más en la recaudación de renta solo con mejorar ese control, pero tampoco está controlado, si no recuerden el capítulo de Mossack Fonseca”, aseguró al hacer referencia a Los Papeles de Panamá.
“Tampoco hay transparencia en la rendición de cuentas y eso afecta la moralidad tributaria porque los ciudadanos no sienten que valga la pena pagar más impuestos”, sentenció.
DIARIO EXTRA intentó obtener una respuesta del Ministerio de Hacienda, pero al cierre de edición no hubo ninguna.
LAS PATAS DE LA REFORMA
Medina calificó la reforma al impuesto al valor agregado (IVA) como muy “porosa” porque con tantos tratamientos especiales, tasas diferenciadas y transitorios hace que sea difícil de administrar para el Ministerio de Hacienda.
“No se dice cómo se va a manejar el crédito fiscal del IVA y eso es una fuente de evasión y elusión. Es preocupante si no se logra implementar por parte de la administración tributaria”, dijo.
Agregó que Hacienda se enfrentará a algo nuevo con esta iniciativa de ley y debe tener la capacidad para administrarla.
“No se trata de solo cambiar el impuesto, sino de cómo lo van a cobrar y en este caso nos preocupa un poco”, manifestó.
Recordó que los profesionales liberales son los más difíciles de supervisar y que la factura electrónica es un buen paso, pero insuficiente si no hay un acceso por parte de Tributación a la información bancaria del contribuyente para hacer verdaderos cruces.
“Como Icefi creemos que en el momento que se apruebe la reforma, lo ideal hubiera sido eliminar todos los tratamientos especiales, salvo aquellos vinculantes a la justicia tributaria”, agregó.
Destacó la forma en que se incluyó el capítulo de las rentas de capital, pero mencionó como tema preocupante que se incorporen regímenes para la micro y pequeña empresa porque luego las grandes empresas los utilizarían como portillos para la evasión. A eso lo llamo “pulverizar”.
“Lo que hace es que agarran una empresa pequeña y ya pagan menos impuestos para cada uno, trasladando costos”, explicó.
SEGUNDA REFORMA
“El Banco Central de Costa Rica dio a conocer su criterio favorable al proyecto de ley, estimando que el impacto de la reforma representará un 3,7% del PIB, estimación que técnicamente parece muy optimista, si se toman en consideración efectos que podrían incidir negativamente.
En todo caso, aun cuando dicha estimación fuera correcta, no se detendría el crecimiento de la deuda y el déficit fiscal se mantendría por encima del 4,0% del PIB, haciendo necesaria una segunda reforma”, comentó el experto.
La duda del Icefi es en qué piensa el gobierno recortar el gasto para alcanzar ese 3,7% del PIB con la aplicación de la regla fiscal.
“Costa Rica necesita una reforma. El cuidado es qué incluye esa reforma”, añadió.
Tiene sus dudas sobre la regla fiscal porque a su criterio en Costa Rica se percibe como un mecanismo para disminuir el tamaño del Estado.
“La regla fiscal descansa en un principio para alcanzar la suficiencia fiscal. En otros países mantiene el tamaño del sector público en el nivel adecuado para atender las necesidades la población”, recalcó.
“Si yo entiendo esto de que el déficit disminuye de la mano con el tamaño del gasto, el problema es simple y es ¿en qué más voy a recortar? El problema no es aritmético de que den los números, sino de ejecución”, acotó.
ESTABILIZA EL PROBLEMA,
PERO NO DESAPARECE
Recalcó que con esta reforma el impacto no será inmediato y se mantendrá la presión sobre las tasas de interés y el tipo de cambio.
“No se desactivan los problemas. Las variables solo se estabilizan durante el tiempo que tarde el efecto. Eso puede durar seis meses o un par de años. Del 2020 al 2023 los déficits van a seguir siendo razonablemente altos, del 5% al 7% del PIB”, expresó.
Otro tema interesante es que se aprecia para los próximos años una disminución de un 13,2% a un 12,8% en la carga tributaria, a lo que dijo no encontrarle explicación. “Eso es una mala señal porque se interpreta que no hay interés en cobrar”, afirmó.
En cuanto al gasto, el mayor peso lo tendrá el aumento en el servicio de la deuda, mientras la inversión iría en franco retroceso. “El pago de la deuda se vuelve lo más importante y hace que otros gastos disminuyan”, declaró.
Agregó que el problema no es que el país tenga mucha deuda, sino que no pueda hacer los pagos.
“Hay países donde, aunque no hay mucha deuda, no encuentran quién les preste, pero mientras en Costa Rica los tenedores le pueden seguir prestando, no hay problema”, señaló.
Una de las bondades de la estructura es que al ser mayor la deuda interna existe más posibilidad de estar refinanciando en el largo plazo.
PERIODISTA: María Siu Lanzas
CRÉDITOS: Foto: Isaac Villalta / Gráficos: Fauricio Venegas y Jeferson García
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Miércoles 24 Octubre, 2018
HORA: 12:00 AM
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