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Opinión

El factoreo y los cuidados extremos del deudor

La Ley a su alcance / Lic. Gerardo Morales

CONSULTA: A principios del año pasado, inicié un arreglo de pago para una deuda de tarjeta de crédito con una empresa de cobranza. Comencé a pagar mes a mes cumpliendo el acuerdo inicial, sin embargo, a medio año, la deuda la volvió a tomar el banco dueño de la cuenta original y seguimos con el mismo acuerdo sin problema, me llegaban los recordatorios de pagos todos los meses e iba cumpliendo.

Al final del año pasado, pedí un saldo de la cuenta, en ese entonces me mandaron por correo que debía tres millones y seguí pagando hasta el mes de junio de este año, en julio de este año, me llama otra empresa de cobranza indicándome que la cuenta ahora es de ellos y que debo ¢7 millones.

Traté de investigar el porqué de ese saldo con ambas empresas, con la de cobranza y con en el propio banco, pero ambas le echaban la culpa a la otra .

Ya después de tanto insistir, me indicaron que sí me van a corregir el saldo pero debo seguir pagando para no perder el nuevo acuerdo.

 

RESPUESTA: La mayoría de las personas somos bien intencionadas y creemos que todas lo son. Pero nunca hay que dejar de lado la llamada “malicia indígena”, el ser más precavido, por si acaso.

Hay un programa de televisión sobre una compraventa en Nevada, y el dueño al que le ofrecen cosas tan extrañas como el pasaporte del judío errante, o una bala del Cañón del Colorado siempre dice lo mismo: “Voy a llamar un experto, pero no es porque no confíe en usted, es que no confío en nadie...”.

Esta frase puede ser considerada extrema, pero hay que tenerla presente.

El factoreo es una práctica negocial por la que se venden y compran deudas. El que vende resuelve un problema de flujo de plata, porque la recibe, y el problema de cobrar es del nuevo acreedor, que le compró o descontó la deuda.

Esas relaciones entre acreedores claro que tienen influencia para los deudores, porque, de un momento a otro, la deuda a favor de A se la está cobrando B. Y podría ser que haya un nuevo trato entre ellos, y aparezca un tercero cobrando la misma deuda.

Como no somos peritos en finanzas, debemos ser exigentes, aunque respetuosos, y exigir recibos detallados, desglose de la mensualidad que se paga y sus respectivos intereses, y el saldo deudor.

Pero la mayoría no lo hacemos, porque andamos en carreras, o porque nos da vergüenza pedir comprobantes. Y de eso se valen algunos malandros, diestros y técnicos en prácticas financieras, pero, más que todo, expertos ordeñadores que llegan hasta donde el deudor, que no sabe de la misa la media, se lo permita. En estos tiempos, hasta para comprar una gallina, hay que tener abogado.

Su posición, entonces, es mantener esos recibos o comprobantes. Incluso, algo que debí decir al principio, cuando se genera la primera deuda, cuando todos estamos felices, es cuando debemos exigir copia del pagaré, la letra y el contrato.

Pero no hay que dejarse por lo le digan por teléfono o por mensaje. Pida prueba de que estos son los nuevos dueños, porque entre ellos sí se cuidan y firman todo. Pero, como usted sale de carambola, así como le exigen pagos y sumas, estos deben ser legítimos y comprobables, para no repetir pagos realizados a otra gente. Las sumas aparentan ser altas, por ser adornadas con “gastos administrativos, cobro por cada llamada, localización, comisión”, y los cobros más importantes, “honorarios de abogado e intereses prescritos”. Esto último puede ser un capital que supere la suma original y la triplique. Pida explicaciones, vaya con una persona que sepa de números, no entregue comprobantes, y compare pagos con cobros, defienda los cobros indebidos. Con la documentación y desglose de deuda en mano, puede pedir unos días, para revisarla. En este caso, el tiempo es su amigo. El famoso arreglo de pago que ofrecen generalmente es gigantesco, con todas las cargas imaginables.

Confronte esos números, para que pague lo justo. En nuevas deudas, nunca asuma intereses de la estratosfera, de más del 20% anual, porque son como el cáncer, sobre todo en dinero plástico o financiamientos de los grandes supermercados.

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Jueves 11 Octubre, 2018

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