El disciplinado Japón, con la clasificación para Rusia en el bolsillo desde agosto del pasado año -fue el cuarto en lograr el billete, tras el anfitrión, Brasil e Irán-, confía en dar la sorpresa y aprovecharse de un tropiezo de colombianos o polacos.
Los Samuráis Azules han depositado su total confianza en la experiencia de un hombre de la casa, Akira Nishino, un técnico de prestigio en el fútbol local con títulos incluso internacionales, para reconstruir un conjunto que iba camino de la desintegración. Los resultados en los últimos amistosos (empate ante Mali y derrota contra Ucrania), el más que discreto juego de los últimos tiempos y la azarosa relación entre Vahid Halilhodzic y algunas de las figuras niponas acabaron con la destitución del técnico bosnio el 9 de abril, a tan solo dos meses del Mundial.
Halilhodzic, un auténtico trotamundos que hizo brillar a Argelia en Brasil 2014, se hizo cargo de los Samuráis en 2015, y los clasificó con solvencia para Rusia 2018. Pero le ha vuelto a ocurrir lo mismo que cuando dirigía a Costa de Marfil, selección a la que también clasificó, pero no llegó al Mundial.
Shinji Kagawa, del Borussia Dortmund, y Keisuke Honda, que milita en el Pachuca mexicano, son, por nombre, las grandes estrellas del conjunto asiático, que encara su sexta presencia consecutiva en una fase final, donde tratará de recuperar protagonismo. Dispone de una extensa legión extranjera en Europa, e incluso en América. Un ramillete de jugadores que quiere reivindicarse como bloque en el equipo nacional ante las grandes potencias, algo que hasta ahora, por regla general, le ha faltado.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
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Miércoles 13 Junio, 2018
HORA: 12:00 AM
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